Archivo | 2011

Winter reel by Gali

Publicado el 28 noviembre 2011 por manuguerrero

winter reel from galisteo [cameraman]

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¿Cómo salir airoso de la cena de navidad de la empresa?

Publicado el 28 noviembre 2011 por manuguerrero

Llegan las cenas de navidad de la empresa y muchos trabajadores se preguntan si ir o no. ¿Es conveniente? ¿Cómo comportarse?

 

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El político soy yo

Publicado el 08 noviembre 2011 por manuguerrero

Estos días todo el mundo habla de las elecciones. Es lógico y natural, quedan menos de dos semanas para elegir al nuevo presidente y la situación económica y social de nuestro país –España- es totalmente desastrosa. Varios datos lo dicen todo: cinco millones de personas sin empleo y más de un millón de familias sin ingreso alguno en su hogar. No digo nada nuevo y no quiero, una vez más, redundar en lo que todos conocemos: que estamos metidos en un auténtico atolladero. Porque creo que lo que debe ahora preocuparnos seriamente es cómo salir de este laberinto.
Tengo la impresión de que todos tenemos en la cabeza algunas ideas de cómo salir de esta profunda crisis, pero que, en cambio, nadie mueve un pie para dar el primer paso. ¿Por qué? Achacamos única y exclusivamente al Gobierno la responsabilidad de sacarnos de aquí. Pero ¿estamos equivocados? Posiblemente sí. Me explico. Decía Bernard Shaw que «la democracia es un sistema político que asegura que el pueblo nunca tiene un gobierno mejor del que merece», lo que nos lleva a deducir que solo tendremos un gobierno mejor cuando nosotros seamos unos mejores ciudadanos, y cuando sepamos adoptar las decisiones acertadas.
Yo, ahora que llega el fin de un año y el consiguiente comienzo de otro, les invito a reflexionar sobre qué hacemos cada uno de nosotros para mejorar la situación general de nuestros vecinos, especialmente de aquellos que lo están pasando mal o francamental mal, que por desgracia son demasiados. Por supuesto, no les estoy pidiendo que hagan una generosa donación a un amigo en apuros –algo que él les agradecerá, por supuesto- sino que tengan conciencia de inversores cada vez que piensan ser solo consumidores. Porque los pequeños gestos, cuando se contagian y se normalizan, pueden cambiar el orden de las cosas. Entenderán que no es lo mismo comprar un kilo de naranjas en una multinacional que comprarlo en la frutería de la esquina. Nuestro dinero no acaba igual de repartido (ni beneficia a los mismos) si nos hacemos con un libro en la librería de nuestro barrio que si lo compramos en El Corte Inglés. O un bolso de un artesano local frente al que podemos encontrar en un bazar asiático. Efectivamente, pensarán que en algunos casos hay unos euros de diferencia (lo sorprendente es que no siempre es así, o incluso que el autóctono es más barato), pero ahí lo que les decía de su rol como inversores. ¿Prefieren invertir en las oscuras fábricas de la periferia de Pekín –donde no se respetan los derechos humanos y donde cada vez más trabajadores se suicidan porque no soportan unas condiciones laborales de semiesclavitud- que en la industria local, donde existen unos horarios conveniados, unas pautas de igualdad y unas condiciones mínimas de higiene y seguridad? Y ojo, que no hablo de autosuficiencia, pero sí de mirar con lupa dónde guardamos o gastamos nuestro capital. ¿Realmente piensan que es lo mismo “invertir” en Brasil que en China? ¿Piensan de veras que el dinero “malgastado” no vendrá jamás de vuelta en forma de pobreza o de recortes al bienestar, que el dinero no es un justo bumerán?
Propongo para este momento tan delicado que todos asumamos el papel de gestores de la res publica, de políticos, que pensemos día a día en lo que hacemos y de qué modo podemos beneficiar a la comunidad en la que vivimos, que no es otra cosa que pedimos a quienes votamos para la Administración. Porque a menudo les culpamos de hacerlo fatal, pero rara vez demostramos que se puede hacer mejor.

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Álvaro Romero, mejor tesis doctoral de Sevilla

Publicado el 25 octubre 2011 por manuguerrero

El periodista y profesor Álvaro Romero Bernal acaba de ganar el Premio a la Mejor Tesis Doctoral del curso 2009-2010 del Ayuntamiento de Sevilla por  «El artículo periodístico de Joaquín Romero Murube como base fundamental de su obra», un excelente trabajo que recomiendo encarecidamente a todos los interesados. En forma de libro, se ha publicado una síntesis y aprovecho para compartir aquí la entrevista que hicimos al autor en los Informativos de Giralda Televisión.  

 

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Cautela

Publicado el 22 octubre 2011 por manuguerrero

El sonido que marcó mi adolescencia fue el de la bomba que mató a Miguel Ángel Ayllón, fulminado tras saltar por los aires y caer con el rostro desfigurado. El sargento tenía 27 años y fue la única víctima mortal de un atentado que a punto estuvo de convertirse en una espantosa masacre civil y militar. Más de 100 kilos de explosivos estaban preparados para estallar -al paso de un autobús con soldados- poco antes de las 8 de la mañana en la avenida Carlos III de Córdoba, un lugar que a esa hora estaba plagado, entre cientos de ciudadanos que saludaban un nuevo día, de estudiantes esperando subir a los autobuses que nos llevarían al instituto, y que bien pudieron habernos llevado al infierno. Recuerdo que durante todo el día, la Policía Nacional se afanó en controlar las bombas que quedaron en afortunado letargo. El sonido contundente y atronador de aquellos estallidos quedó grabado en mi memoria como señal de que algo funcionaba francamente mal. Como trasfondo: una experiencia de miedo, rabia y decepción. Hablo del 20 de mayo de 1996 y ese día no lo olvidaré nunca.

La amenaza terrorista estuvo cerca, en mi propio barrio, y una vez más amenazando y matando a gente inocente e indefensa. En eso va a quedar la historia de una banda sin valor ni argumentos, en un vergonzosa línea roja hecha con sangre inocente. Hombres y mujeres que, obcecados por la sinrazón, han puesto –nada menos que durante medio siglo- por encima de la vida ajena unos supuestos objetivos políticos que a partir de 1975 no podían ser discutidos más que dentro de los cauces estrictamente democráticos.

Un muerto hubiera sido demasiado y han sido 829. Por eso nos toca desconfiar de un comunicado que anuncia el “cese definitivo de su actividad armada” y que reclama “un proceso de diálogo directo que tenga por objetivo la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada”. Y hay que desconfiar sencillamente porque se hace justo un mes antes de unas elecciones generales, porque se decide con el aparato criminal prácticamente destrozado por las fuerzas de seguridad del Estado (¿una posible recomposición o unos resultados electorales desfavorables van a reforzar su firmeza ante la paz?), y porque difícilmente nadie con cierta representatividad legal y social va a poder sentarse a negociar con los herederos del terror y la barbarie.

No obstante, y a pesar de todo, seamos optimistas, esto es un paso más hacia la tan ansiada normalidad. Era un absoluto anacronismo tener que convivir a estas alturas con el mayor excremento español del siglo XX, solo superado en pestilencia y mala sombra por la maldita Guerra Civil. El nuevo siglo había llegado con nuevos y difíciles retos y no podíamos perder más el tiempo en escuchar y atender a unos tipos que vienen con la cabeza escondida tras una cobarde capucha y con, seguramente, pistolas en los bolsillos.

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Cifras y letras

Publicado el 28 septiembre 2011 por manuguerrero

No dejo de darle vueltas al asunto. Con qué rapidez nuestros queridos representantes se han puesto de acuerdo para la reforma constitucional. Varias horas de reunión, una noche a medias y se acabó. Imagino que al menos un güisqui tendrían entre las manos… Así se acuerda en nuestro país cambiar el texto supremo que nos rige y que era hasta ahora prácticamente intocable. Nos dicen que es por nuestro bien y eso me recuerda mucho a lo de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, que aprendíamos en el colegio cuando nos hablaban del despotismo ilustrado. Si lo de ahora, al menos, fuera ilustrado… Pero no, no es ilustrado, ni se le parece.

Con el anuncio, los dos partidos acordantes han vuelto a quedar en el más espantoso de los ridículos. Se proponen limitar el déficit por Constitución, después de casi dos décadas de gestión abominable. ¿Quién ha gestionado nuestro dinero en este tiempo a lo largo y ancho del 95% de territorio español? Exacto: los mismos que ahora prohíben el derroche del capital común. Creo que hubiera sido más sensato reconocer que no han hecho bien su labor y dejar a la ciudadanía que decida al respecto, y ellos a esperar noticias desde la madriguera. ¿Que la ciudadanía no está preparada para tomar una decisión de tal envergadura? ¿Y quién ha elaborado y determinado los planes educativos en los últimos treinta años? Porque ese es otro fracaso suyo, y no exclusivamente nuestro.

Seamos precisos: se han puesto de acuerdo en una cifra, después de varias décadas en las que prácticamente no se han puesto de acuerdo en una sola letra, en una sola palabra. Cuántas vueltas le dieron, y le siguen dando, al término “matrimonio” para reconocer a las personas del mismo sexo que se unen de cara a la legalidad. ¿Cuántas veces han estrechado manos entorno a algo tan vital como la política antiterrosista, es decir, sobre las palabras paz o seguridad? ¿Cuántas, díganme, se han reunido para elaborar un texto común sobre Educación? Cada gobierno llega y trastoca los planes educativos de todo el país. ¿Es tan difícil ver lo que la ciudadanía ve? Jamás, jamás se ponen de acuerdo al hablar de igualdad, dignidad, contratos laborales, progreso, futuro, derechos sociales… Palabras al fin y al cabo decisivas para nuestras vidas. Y lo que no consiguen cientos o miles de palabras lo consigue un maldito número. Algo debería preocuparnos mucho… Hablar de números es demasiado fácil y evidente, pero detrás de los números se esconden palabras, frases, ideologías. Sin embargo, nadie admite ni reconoce las frases que acompañan a nuestros datos de hoy: que la crisis durará en España al menos hasta 2020, que el paro llegará a los 6 millones (aquí mismo, hace varios años, decía que rozaríamos los 5, y ahora creo que llegaremos a los 6 si no emigra más de un millón de jóvenes universitarios, como parece que ocurrirá pronto…) La realidad es así, y así hay que tomársela. Tanto la derecha real como la derecha maquillada no hacen más que dar vueltas, pero sin dejar de llevar a la práctica políticas de corte ultraliberal. Y hasta aquí hemos llegado: han vendido el poder democrático, la fuerza que emana de la gente, a la banca y la ferocidad de los mercados (que al contrario de lo que digan no somos tú y yo, sino personas con nombres y apellidos que a día de hoy se están repartiendo el mundo.)

Estas cosas ocurren. Después de varios siglos de dominio absoluto, Europa tuvo que ceder el testigo de la hegemonia a Estados Unidos, y entre medias hubo dos guerras mundiales y una hecatombe bursátil. Ahora es Norteamérica la que hace lo propio con ciertos países emergentes, y lo del crack lo conocemos bien porque ha vuelto a repetirse. Lo otro, de momento no, pero no parece demasiado improbable. Del 29 al 39 cuenten los años que pasaron… (Y ahora todo va más deprisa.)

Creo que lo conveniente es aceptarlo así y que cada país o entidad supranacional trabaje para situarse bien, para equilibrar el reparto de la prosperidad. Y eso se hace asumiendo ciertas palabras, ciertas reflexiones. El axioma marxista de “el capitalismo se devora a sí mismo” parece infalible. No le ha llegado aún el momento, es cierto, porque aún tiene margen de maniobra (ya sabemos: inyecciones de dinero público en la banca privada etc…) pero se va acercando. Basta con esperar 10 o 15 años, cuando China alcance un nivel de consumismo parecido al de los países de vieja tradición capitalista. Cuando los mil millones de chinos digan de ducharse a diario, y una cuarta parte de ellos disponga de un jardín en su vivienda pareada, no habrá agua para las necesidades básicas de la otra mitad del planeta. Vamos, como ahora, pero mucho peor…

El futuro se presenta así. No admitirlo es condenarse a la hoguera. Zapatero, a pequeña escala, lo sabe bien, y por eso sueña con irse pronto a una isla desierta. Rajoy, entre tanta campaña y tanto mitin, no ha tenido tiempo para pensarlo, pero su mujer, doña Elvira, se lo pregunta a menudo justo antes de dormir: “Cariño, ¿sabes dónde te estás metiendo? Yo no te veo suficientemente preparado.”

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Adiós, Moraíto

Publicado el 14 agosto 2011 por manuguerrero

Tuve la suerte de conocerle. Lo he grabado muchas veces para televisión. Y allí, en el barrio de Santiago, en Jerez, donde viven sus tías, sus primos y habita el inmortal espíritu de los grandes ancestros del arte flamenco, él, Manuel Moreno Junquera, Moraíto Chico era, indudablemente, el más noble de todos. Lo citabas a las diez de la mañana y a pesar de no haber dormido por la farra, allí estaba «clavao», con el escudo de sus gafas de sol, pero cumpliendo PALABRA, mandando el corazón a sus amigos de siempre (eterno saludante de M1N)  e invitándote a caracoles, guisados en familia, en un patio de vecinos. Lo demás, lo que hacía con la guitarra en las manos, lo sabía todo el mundo, ha quedado grabado y ya es Historia Universal del Sentimiento. Cuando me enteré de su muerte, me dio un pellizquito hondo. No sabía que estaba malito. Imagino los llantos de Fernando el de la Morena, Diego Carrasco y, por supuesto, Mercé, que siempre iba con él. Como aquí, en esta versión que hicieron de «Al alba», la canción que gracias a ellos sonó por fin como Aute había soñado. Lo dijo una vez. 

 

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Escombros

Publicado el 26 julio 2011 por manuguerrero

Es uno de los acontecimientos de mi verano. El poemario que tan amablemente me ha regalado mi buen amigo Antonio Pérez Morte, una edición cuidada y bella de Origami con versos escritos entre 1978 y 2008. Unos poemos íntimamente manchados de zozobra y tristeza, que nos devuelven a la irremediable esencia de lo que somos y sentimos. “Sólo desilusión nos queda a estas alturas de la vida”, empieza Antonio escribiendo en la primera página. Un recorrido que va desde la decepción a la desesperanza, con La cicatriz transparente, el último poema, donde “Sólo queda el recuerdo, / es decir, la cicatriz transparente. / Vivir amnésico el resto de la muerte, / y paladear cada renuncia. / Sólo queda / esperar el milagro / de perder la razón / y volverse masoquista, / para gozar el dolor / que cada día nos brinda.”

Porque Antonio se encarga con esta nueva entrega de literatura brillante y útil de hacernos -igual sin saberlo- un gran favor: Nos recuerda el muerto que todos llevamos dentro, la fría condena que nos aguarda. Nos hace ver, de nuevo, que también en la muerte -como en la memoria y la salud- el reparto es injusto. Y que los que fueron, son, y los que somos, dejaremos de ser algún día. Ahí es donde siento el escalofrío que me hace escribir en los margenes de sus poemas, replicar con emociones las cuchilladas de sus palabras. Y ese es el inmenso canto a la vida que le agradezco. Porque solo quien tiene la certeza de que pronto va a morir sabe apreciar el lujo de estar vivo, sano y libre.

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1001 Noches, punto y final

Publicado el 21 julio 2011 por manuguerrero

Scheherezade, diez años después, ha sido sacrificada. Para qué negarlo: ella disfrutaba, como dijo el primer día, contando historias al sultán Shahriar –a quien procuraba entretener para no ser, como las demás vírgenes del cuento, decapitada al salir el Sol-. Pero hasta aquí ha llegado, no ha podido sobrevivir a esas mil y una noches a la que todos aspirábamos como forma simbólica de cerrar un ciclo, un capítulo, pienso que importante, en la pequeña historia de la televisión andaluza.

1001 Noches no volverá a emisión. Ha caído víctima de múltiples circunstancias adversas. Que cada uno piense lo que quiera pero el panorama televisivo, todos lo sabemos bien, nada tiene que ver ya con el de cuando empezó a emitirse. Bueno, ni la televisión ni el mundo. Este final hace acordarme irremediablemtne del principio, de aquella noche del 18 de septiembre de 2001, justo una semana después de la caída del World Trade Center, con el sonido de tambores de guerra al fondo y con la creencia, cada vez más extendida, de que todo lo oriental era sospechoso de algo terrible. Y justo en ese momento, decía, nace un programa de televisión reivindicando la vieja tradición de contar historias, pero también reclamando nuestras propias raíces: Al-Andalus, Córdoba y su Medina Azahara, sus ocho siglos de esplendor, su tolerancia, sus reyes poetas, sus músicos, sus filósofos, su olor a nardo, jazmín, azahar y limón. Y todo eso con un talante distinto: otra forma de entender la televisión, otra educación, otra elegancia. Otra forma de estar en el mundo y otra forma de ser andaluz. Porque esa Andalucía existía y existe, aunque para nuestra propia desgracia es menos visible de lo que nos gustaría. Por pura injusticia, creo.

Aquel programa, me acuerdo perfectamente, empezó con un pintor marroquí, Ben Yessef, escribiendo “Paz” en un muro del decorado. Con Carlos Colón recomendando ver la película diaria. Con Jorge Antonio Mateo, un discapacitado con parálisis cerebral, contándonos su gran historia de esfuerzo y superación (acababa de obtener el carné de conducir). Con María José Suárez, relatando lo que suponía para ella ser reina de la belleza nacional. Y con un grupo de jóvenes reflexionando y debatiendo sobre lo que para ellos era la ciudad y la urbanidad. Como ven, una alternativa a la televisión convencional, entonces marcada por el impecable éxito de Gran Hermano, Operación Triunfo y el apogeo de la telerrealidad.

Mientras todo eso se apoderaba de los gustos mayoritarios de la audiencia, 1001 Noches se encargó de ofrecer otra forma de entretenimiento. Primero, con variedades (humor, teatro, reportajes de tendencias, cine, cortometrajes, debates etc.) y luego, algunos años después, fundamentalmente con música en directo (¡!) y entrevistas en profundidad. Gracias a ese formato, la televisión pública reservaba tiempo para conocer con detalle y sin estridencias a grandes personalidades de la cultura, la ciencia, la política, el deporte… Sería imposible nombrarlos a todos, pero me vienen a la memoria algunos: Felipe González, Rocío Jurado, Miguel Ríos, Joaquín Sabina, Jesús Vázquez, Raphael, Carlos Álvarez, Jaime Urrutia, Juan Diego, Juan Pérez Mercader, Luis García Montero, Laura Sánchez, Manuel Molina, Luz Casal, Martirio, Miguel Caiceo, Pasión Vega, Pastora Soler, Pepe Navarro, Loquillo, Sancho Gracia, Victorio & Luchino, Alberto García Alix, Ana Belén, Víctor Manuel, Carlos Álvarez-Novoa, Diego El Cigala, Bebo Valdés, Fernando Guillén, Emilio Lledó, Fernando Tejero, Francisco Ayala, Iñaki Gabilondo, Javier Ruibal, Ferrán Adriá, José Sacristán, Leonor Watling, Luis Rojas Marcos, Nacho Duato, Rafael Álvarez El Brujo, Sara Baras, Adolfo Aristaráin, Alberto Cortez, José Domínguez El Cabrero, Antonio Dechent, Benito Zambrano, Fernando Trueba, Emilio Calatayud, Antonio El Pipa, Héctor Alterio, Malena Alterio, Ernesto Alterio, Manolo García, Vicente Amigo, Federico Mayor Zaragoza, José Saramago, Medina Azahara, Óscar Jaenada, Verónica Sánchez, Antonio de la Torre, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Felipe Benítez Reyes, Clara Montes, Juan José Millás, César y Jorge Cadaval, Leo Bassi, Lila Downs, Mario Soares, Miguel Poveda, Peret, Santiago Carrillo, Shaila Dúrcal, Álvaro Pombo, Antonio Pulido, Concha Velasco, Chris Stewart, El Lebrijano, Joaquín Estefanía, José Antonio Labordeta, José López Barneo, Luis Eduardo Aute, Sara Montiel, Tico Medina, Myriam Seco, Álex O’Dogherty, Dani García, Guillermo Antiñolo, Luis Gordillo, Juanjo Puigcorbé, José Manuel Caballero Bonald, Paco Ibáñez, Sami Naïr, Verónica Forqué, Carlos Falcó, Mónica Naranjo, Luis Tosar, Pedro Guerra, Pedro Halffter, Rosa María Calaf, Sebastián Álvaro, Vega, Albert Hammond, Carlos Baute, Carlos Saura, Eduardo Mendicutti, Emilio Aragón, María Luisa Merlo, Pepe Begines… y me dejo cientos sin nombrar, pero tanto de unos como de otros, guardo un recuerdo magnífico. Para mí fue un verdadero lujo hacer y participar en 1001 Noches, que me permitió conocer a tantísima gente interesante, idearles preguntas, sacar y compartir lo mejor de ellos y en muchas ocasiones, aprender el oficio de vivir. Porque todos, fíjense bien, tienen una larga trayectoria vital y profesional repleta de méritos y reconocimientos a los que no llegaron de un día para otro, por casualidad, sino haciéndose carrera, huyendo de los caminos fáciles y las líneas rectas.

Ha sido una experiencia maravillosa y enriquecedora. Por esos invitados que marcaron mi forma de ser y ver el mundo, pero sobre todo por el equipo humano de 1001 Noches. Decenas de compañeros que cada semana ofrecían lo mejor de su trabajo en beneficio de un programa diferente, que a pesar de las críticas que ha podido recibir (con muy malas intenciones, todo sea dicho) y de los datos de audiencia (que no siempre fueron buenos pero sí muy discutibles) ha logrado el aplauso y el cariño de miles de telespectadores que cada semana nos apoyaban escogiéndonos, enviando mails, escribiendo artículos en la red… Alabando, sobre todo, el tono del espacio: en diez años jamás hubo un gesto de mala educación, una voz más alta que otra, una pregunta soez, una imagen hiriente, una falta de respeto hacia el invitado o el telespectador. Y eso, lo saben bien, no es lo habitual en la televisión de este país. Como profesional, me siento muy orgulloso de poder decirlo. Me he forjado precisamente en el programa que hubiera escogido si en su día, cuando aún era un recién licenciado en periodismo, me hubieran dado a escoger entre toda la programación. Ha sido un lujo trabajar donde he trabajado, con los contenidos que hemos ofrecido y con los compañeros que me han rodeado. De todos me llevo ahora un recuerdo imborrable. Gracias, por tanto, a quienes en su día apostaron por mí y me dieron una oportunidad. Gracias también a todos los que durante estos años han trabajado en el programa (Producción, Realización, Plató, etc…) Sería injusto nombrar unos pocos y dejar a otros fuera -sé que todos se sentirán aludidos al leer esto- pero más injusto sería aún no citar aquí a mis compañeras de Redacción: Carmen, Beatriz y Eva. Porque por encima de compenetrados compañeros hemos sido y somos amigos. Desde el primer momento y durante todos estos años hemos trabajado en sintonía, en un ambiente relajado o tenso (según las épocas) pero siempre feliz. Muy feliz. Porque hacíamos en cada momento aquello que más nos gustaba hacer. Y eso, creo, debía notarse en el resultado final.

El futuro es ahora incierto. No sabemos qué tiene reservado el destino para el mundo, la televisión y para nosotros. Pero en cualquier caso, ahora, lo afronto con una sonrisa enorme y con la satisfacción de haber dedicado 10 años de mi vida a trabajar en el programa que como telespectador no me hubiera perdido nunca. Y eso, créanme, no lo puede decir cualquiera.

Suerte. Suerte a todos los que de una forma u otra han participado en el programa. Delante o detrás de las cámaras. A este o al otro lado del teléfono. Gracias por poner su granito de arena en un programa que ha sido y será importante, al menos para mí.

Y no quiero terminar sin ponerle música a este despedida, y lo voy a hacer escogiendo la que, durante su grabación, más logró emocionarme. Se trata de una canción de Anni B Sweet con la quiero también agradecer a todos los músicos y cantantes (representantes incluidos) que dejaron en el programa la gran huella del Arte.  Amigos y compañeros, nos volveremos a ver en algún rincón de la televisión, porque la buena televisión existe. Lo hemos demostrado. Hasta siempre. Salud.

  

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Pastor de nubes

Publicado el 22 junio 2011 por manuguerrero

Sigamos con artistas flamencos. Pero ahora haciendo eso, flamenco. José Domínguez «El Cabrero» también se dio su paseo por el tango (dos discos prodigiosos, el primer de los cuales conocí gracias a mi buen amigo Álvaro. Por favor buscadlos si os gusta el género) y ahora vuelve, 15 años después, a publicar un disco con los palos de siempre: soleá, fandango, bulería, toná… Este señor, elegante y profundo, forma parte de mi educación ética y estética. Desde pequeño escuché sus discos porque estaban en casa, y aunque pasaron años sin echarle cuentas (seducido netamente por el rock), con la madurez volví a ellos. Ahora los tengo todos, y cada vez que los escucho vuelvo a eso, al principio, a los olivares de mi infancia, a la gitanería de mi colegio, a los que ambientaban las entre-clases con fandangos del Jaén profundo. A los Camarones cuando en mi vida aún no existía Camarón.

Doy fe de que El Cabrero es un señor. Un hombre de una pieza, sencillo y librepensador. Este pasado fin de semana pasó por los informativos de Giralda. Un placer que comparto con vosotros… 

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