Archivo | enero, 2009

Buenos días voluntad

Publicado el 28 enero 2009 por manuguerrero

Mucha gente se preguntaba qué ocurriría con Estirpe después de El sentido de la calma, un disco que con el tiempo ha quedado como una parada espiritual, una delicatessen, que sirvió tanto al grupo como a sus seguidores para explorar nuevos recovecos del alma. Pero no sólo para eso…

Ahora los chicos de Estirpe vuelven para despejar todas las dudas: son y QUIEREN SEGUIR HACIENDO ROCK, todo en mayúsculas, como se merecen. Un rock mestizo, moderno y muy inconformista. Eso es lo que demuestran en Buenos días voluntad, su sexto trabajo discográfico [tras Ídolos de papel (1998), Víctimas del mismo Sol (2000), Ciencia (2002), Inventarse el mundo (2005) y el memorable El sentido de la calma (2006)].

Buenos días voluntad es un disco emocionante y conmovedor. Un paseo por el infierno (Argelia, Senegal, Sierra Leona, Afganistán, Honduras, Gaza…) pero también una propuesta de paraíso, una invitación a la esperanza. El optimismo no es más que pensar que todo tiene arreglo y la voluntad, dar el primer paso. Bienvenida sea siempre. Buenos días voluntad.

Desde “En el nombre de quién”, que abre este disco arrollador, hasta “Seguir en pie”, que lo cierra, Estirpe ofrece un rock vivo, limpio, irónico, sorprendente y muy arriesgado, aunque manteniendo, cómo no, viejas apuestas: guitarras incisivas, sonidos de vanguardia y una magnífica voz, la de M. Ángel Mart, que esta vez alcanza nuevas y ricas resonancias.

Un disco contemporáneo (en forma y contenido -todos sabemos cómo están las cosas en el mundo-) y a la vez atemporal. ¿Caduca, acaso, el glorioso discurso final de El gran dictador cuando dice “El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas.”? Es parte de uno de los mejores bonus track incorporados a un disco español en los últimos años. Charles Chaplin, trasunto de un terrible dictador, a ritmo de funk y apostillado oportunamente por M.A. Mart. Memorable.

Buenos días voluntad es un disco justo y necesario, un anuncio de todo lo que queda por venir (“Otro mundo hoy empieza a respirar…”) Un disco que, avisamos, te gustará tener original aunque lo hayas escuchado un millón de veces.

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¿Cómo será la España real?

Publicado el 13 enero 2009 por manuguerrero

Nací en el año 79. Cuando apenas tenía diez o doce años y empecé a leer prensa diaria, España, mi país, ya había entrado en la Unión Europea, por lo que, por ser uno de sus miembros más pobres, recibía importantes sumas de dinero. Se trataba, lógicamente, de igualar los desequilibrados PIB de unos y otros. Por ello, mis ojos de infante escrutador no veían más que crecer considerablemente las estructuras de este país: más y mejores carreteras, tren de alta velocidad, escuelas mejor equipadas, nuevos polígonos industriales etc… 

Con esos 125.000 millones de euros que ha recibido desde entonces, España ha cambiado casi por completo de fachada. Este país poco o nada se parece al de 1986 aunque, seamos certeros, no podemos aseverar que todo el dinero llegara al fin predestinado sencillamente porque nunca hubo un inspector encargado de testificarlo. Pero supongamos que todo está en su sitio.
 
Años después, a finales de siglo, la España subvencionada se abrió de brazos, por no decir también de piernas, a las prácticas neoliberales procedentes de Estados Unidos, por lo que al mismo ritmo que se absorbía dinero público a porrones, se privatizaban empresas estatales pensando que quién mejor que los amigos para gestionar asuntos tan importantes como la telefonía, la electricidad, el gas, la aviación civil… Y así de sopetón, millones van, millones vienen, parecía que todos éramos ricos: Los cubatas a 8 euros y los pisos a 400.000.
 
España crecía a un 4% gracias, fundamentalmente, a un lavadero de billetaje sucio llamado sector-de-la-construcción. Aunque era evidente que algo funcionaba muy mal, nadie alzaba la voz porque todos sacaban partido de los turbios malabares de comprar-vender-figurar. Sobre esto podríamos escribir una tesis doctoral, pero con su permiso no me voy a extender porque, supongo, usted también está saturado.
 
El caso es que en 2008 la burbuja explotó de verdad: adiós a las subvenciones europeas (ya hay países mucho más pobres que nosotros), adiós al truco del almendruco (cuando se han levantado las cartas de beneficios, el neoliberalismo no ha resultado ser lo que parecía) y adiós a sor Construcción, que de tanto rezar le ha cogido manía a todo el santoral. El caso es que ya hay tres millones de parados y varios millones más están, desgraciadamente, a la espera de ser también requeridos por el INEM. Aunque nadie lo quiera reconocer.
 
Descorrida la cortina y roto el espejismo, me pregunto qué ocurrirá con este país a partir de ahora. Sus cuentas comerciales son desfavorables y ni los cuartos que dejan aquí los 60 millones (menguantes) de turistas que nos visitan cada año pueden equilibrar la ecuación decisiva importaciones-exportaciones. La banca está tiritando (de frío y de miedo), el sector del automóvil pierde aceite, la agricultura ya no es competitiva, el textil viene de China (y no de Alicante), la energía no la producimos nosotros y para colmo los beneficios de Telefónica ya no son para el Estado. Aún así España sigue siendo la octava potencia mundial en Producto Interior Bruto, aunque no sabemos si pronto le pasará lo que le ocurrió a Adolf Merckle justo antes de suicidarse. Que tenía un patrimonio valorado en 10.000 millones de euros y debía 16.000. Aunque, a efectos teóricos, seguía siendo un discreto multimillonario.

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