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Carlos Ann. ARTE Y NECESIDAD

Publicado el 23 mayo 2007 por manuguerrero


 
 
¿Por qué en 2001, Howie B, uno de los cerebros de la música contemporánea, plantó a Madonna para irse a trabajar con Carlos Ann? Según explicaba él mismo “porque Carlos ha logrado cristalizar un nuevo concepto musical a medio camino entre el pop y la música electrónica, cantando en castellano, cubriendo un gran vacío a nivel mundial”. Creo que es bastante definitorio para un perfil artístico. Carlos Ann empezó su carrera musical en Barcelona, en 1992, liderando un grupo que abanderaba la electrónica, Danzando Confuso. Vocalista y compositor, fusionaba rock y dance. Después constituyó Analogic Emotion, uno de los pocos grupos que hacía breakbeat en aquella época. En el 99 se desmarcó con un disco introspectivo que viajaba desde el pop melódico hasta la fusión contemporánea, Día especial. Dos años después, sacó Entre lujos y otras miserias, un trabajo dinámico donde sentimientos y sensaciones afloran como en la vida misma. Posteriormente, junto a Bunbury, Morti y Shuarma, gestó Bushido, un proyecto conjunto que se materializó en un disco oscuro y desgarrador [a mi juicio, uno de los mejores discos editados en España en lo que llevamos de siglo]. Y llegado ese momento, otro giro de manivela, musicando poemas de Leopoldo María Panero, ¿arquetipo del malditismo? Descarado fue la obra que publicó en 2005, donde los textos adquirían otra dimensión. A partir de ahí, Carlos empieza a ser imprescindible.
 
 
 
-Hola Carlos. ¿Qué tal? ¿Interrumpo? ¿te apetece conversar un poco?
-¿Conversar? Por supuesto, está entre mis verbos preferidos, en la actualidad se ha perdido la afición a dialogar. Se han puesto de moda las conversaciones evaporadas y la cháchara está en auge. A veces creo que me hubiera gustado nacer en otra época. Cafés bohemios, tardes de tertulias y noches estrelladas.
 
-Tenía muchas ganas de entrevistarte porque causas en mí intensas emociones. Como artista ¿te interesan los efectos que tu música produce en la gente?
-Oh… sí… de hecho es lo que más me interesa. Entre muchos misterios que encierra la música, uno de los que más me fascina es que es como el nescafé: instantáneo y nada racional. Se instala en la parte más primitiva del ser humano, donde reside la intuición. Por lo tanto engañar no engaña. Es muy buena consejera.
 
-¿Es difícil calibrar la temperatura emocional de un concierto?
-El escenario puede llegar a ser un congelador o un potente horno para hacer bajar o subir la temperatura del lugar. A veces los que estamos arriba tenemos un estado diferente al público y no somos muy objetivos con lo que está sucediendo. Jim Morrison consiguió en algunos shows lo más deseado, la perfecta comunión.
 
 
 
-¿Y has sentido alguna vez miedo a que un disco tuyo deje indiferentes a tus seguidores?
-Jamás y aunque suene algo egoísta, cuando compongo nunca pienso en las personas que lo van a escuchar, solo intento estar satisfecho con la obra y que me produzca un estado concreto, si tuviera que pensar en que tiene que gustar dejaría de ser yo.
 
-Anuncias en tu web que en junio sacas nuevo disco, La nada, con una gran sorpresa: lo regalarás gratis en alta calidad con letras y fotos. ¿Qué te ha conducido a tomar esa contundente decisión?
La nada se podrá conseguir de dos maneras diferentes: una de ellas, cómo tú dices, es por descarga gratuita y, la otra, por la compra del cd en formato digipack. Cualquiera de las dos opciones se podrán elegir desde www.carlosann.com
 
Hay muchas personas que no disponen de recursos económicos, sobre todo en algunos países latinoamericanos. Los chavales necesitan hacer un sobreesfuerzo para conseguir el disco y no es justo, además conseguir un disco mío en algunos países es dificilísimo y el coste es inhumano. El disco tanto si se consigue físicamente o se baja por la red será idéntico a nivel de contenidos, no habrán canciones extras, ni descuentos para shows, ni ganchos, ni trampas. Últimamente algunos discos me recuerdan a las ofertas de los supermercados y el arte descaradamente tan mercantil me produce un cierto rechazo.
 
-¿Has declarado la guerra a la industria discográfica?
-En absoluto, además para guerras estoy yo… Busco la paz y el sosiego. De hecho ¿no es fomentar la industria que mis canciones lleguen a más personas y a partir de ello pueda tocar más y en más países? Cuando giro, llevo a un equipo humano conmigo, eso es crear industria.
 
-¿Estás decepcionado con el sistema comercial establecido?
-Necesita un cambio y una reforma urgente, sino todo esto se va a desmoronar. Es anormal que un disco llegue al público a un precio tan caro, es una cadena tan larga que de estirarse tanto ella misma se está rompiendo. De artista a discográfica, de discográfica a distribuidora, de distribuidora a tienda, de tienda a oyente. La nada es muy simple: de artista a oyente.
 
Además yo no intento cambiar nada. La música padece estrés crónico y parece que desea volver a sus orígenes: «al mundo de las tabernas». Sentir el fuego y el calor humano, nacer y morir esa misma noche en la más pura libertad.
 
-¿Has recibido críticas de alguien? ¿te ha dado su opinión algún compañero de profesión?
-De momento son muy positivas.
 
-¿Qué es La nada?
-Es el vacío, el sinsabor de las emociones, el caer y el dejarse caer a conciencia. Para hablar de la nada primero tienes que encontrarla, es un proceso gradual de progresivo abandono y de cierta ausencia, la contemplación y aceptación de los diferentes estados y no intentar cambiar nada, solo dejar que todo fluya y solo depositar la confianza en la imaginación y en el sueño.
 
-¿De qué hablas en tu nuevo disco? ¿qué has sentido escribiendo las letras?
-Hablo del abandono como reinvención y salvación y del dolor que produce perder algo inalcanzable cuando lo has podido saborear en alguna ocasión, de la muerte física y la muerte del momento, también hablo de las bajas conexiones que hay entre las diferentes energías, pero este tema está aparentemente más camuflado. Reflexiono bastante sobre los parches que a veces ponemos en nuestras vidas para tapar las heridas. Pero en el fondo veo un punto de luz, que ayuda a encontrar la salida.
 
-Musicalmente, ¿entre qué mares navega el disco?
-Para la creación de La nada he estado encerrado solo en el estudio. Es un disco muy físico. Yo mismo he grabado la gran mayoría de los instrumentos. Entré en un estado muy mental para conseguir la comunión entre el caos y la luz. Como siempre y al final creo que no son más que canciones, la gran mayoría a medio tempo, que es un tempo cómodo que ayuda mucho para que puedas expresarte mejor con el poema. Algunas personas dicen que la diferencia entre el rock y el pop está en que el que utiliza el rock lo hace para quejarse o para mostrar más actitud y energía y cuando acudes al pop el mensaje es más inofensivo y es porque te sientes feliz o muy a gusto contigo mismo. Creo que le he dado la vuelta a ese concepto. Desde luego es un álbum conceptual y mucho más acústico que Descarado y que Entre lujos y otras miserias, más desnudo y necesita algunas escuchas para descubrirlo.
 
-¿Has podido dar otro paso más en tu recorrido por la trasgresión? ¿te ha sido fácil?
-Mucha gente me tilda de transgresor y provocador, de no tener pelos en la lengua y creo que no hay para tanto, lo que ocurre es que siempre me he pagado mis propios discos y no le debo dinero a nadie y como yo soy el único dueño de mis palabras, no tengo por qué defender a ninguna empresa, ni soy la imagen corporativa de nadie. Además es muy feo y poco honesto, si te dedicas a la creación artística, intentar quedar bien con todo el mundo, hay artistas que, como tienen miedo de no gustar a todo el mundo, se limitan a no decir nada, a ser edulcorados y discretos como la gaseosa. A mí me va el vino y Fellini.
 
-Tengo una curiosidad. En tu música existe una muy buena comunión entre rock y electrónica… ¿con qué instrumento compones?
-No tengo método. Compongo con guitarra, piano, bajo, acordeón e incluso programando con un ordenador etc. Pero este método en la actualidad es el que menos utilizo. La última canción que he compuesto ha sido a partir de los pasos de los zapatos de tacón de una señora mayor que paseaba y me salió la melodía y la letra. Casualmente el arreglo nació de unas notas lejanas y confusas de un trompetista que tocaba en la calle y encajaban perfectamente.
 
-¿Cómo es para ti la fase creativa? ¿sufres componiendo canciones?
-Depende del momento, normalmente me transformo en no sé quién y en no sé qué. Ha habido procesos de creación en los que lo he llegado a pasar francamente muy mal, sobre todo en una época que no podía dejar de componer convulsivamente y me daban unos ataques de ansiedad terribles. Me retorcía por el suelo como una serpiente y cuando estaba algo mejor me levantaba, volvía a coger la guitarra y el papel y se repetía el ciclo. En cambio, en estos momento he encontrado un método de composición que me va muy bien, mientras escribo voy dibujando y voy haciendo fotografías a todo lo que se me ocurre.
 
-Tus canciones son historias duras, a veces, incluso abofetean la cara de quien las oye. Supongo que será lo mismo que te ocurre a ti cuando sales a la calle y observas o, sencillamente, cuando lees la prensa de la mañana. ¿Necesitas estar excitado para escribir textos tan tensos como los que escribes?
-Yo escribo por arrebatos. Todo es excitación salvaje, nunca he dejado una canción para el día siguiente. Si no las acabo, las abandono. Sé que a veces no estoy muy comedido, pero es lo que me salió en ese momento y me gusta respetar la pureza creativa del instante. De todas maneras creo que es más tenso ver las telenoticias que escuchar una canción mía.
 

 
-¿En qué realidad transcurren tus días?
-Intento aprovechar al máximo posible el día. Leo, escribo, voy a comer a casa de mis padres, voy al estudio a sentir y escuchar música, a exposiciones etc… y por la noche dejo que las brujas decidan por mí.
 
-Tus canciones son radicalmente urbanas. ¿Crees que algún día podrías cambiar ese contexto, es decir, proponer una simbología más rural, menos “civilizada”?
-Estoy cambiando, cada vez me estoy alejando más de la urbe, estoy en plena búsqueda de mi hombre primitivo. Espero algún día poder presentar un disco en las cuevas de Altamira.
 
-¿Cómo afectan los años a tu relación con la música, con el arte?
-A mejor, como el buen vino, empiezo a saber manejar algunos códigos que antes no sabía ni que existían. Con el paso del tiempo sobre todo aprendes a saber muy bien lo que no quieres y entonces la cosas se hacen o no se hacen.
 
-¿Qué tienen los perdedores que tanto te interesan?
-Que nunca se rinden y al final derrotaremos a los tiranos y a los héroes de las películas.
 
-¿Crees que está en crisis el estado de bienestar?
-Ojalá, ya está bien, tanto quejarnos cuando tenemos de todo, hace falta un poco de crisis general, para que se vuelva a valorar lo que es un trozo de pan o un vaso de vino. La sociedad se ha vuelto malcriada, como a un niño pequeño que le has dado siempre de todo y no para de pedirte más cosas y siempre está insatisfecho y hambriento.
 

El sistema te ha timado
Carlos Ann 

El temor de verte así,
tan conformista y triunfal.
Me hace pensar que algo está yendo muy mal.
Tú serás el protagonista.
Tendrás tu móvil y tu coche.
Y si hace falta te dejaremos drogar cada noche.

Y ahora estoy aquí, sentado,
tristemente decepcionado.
Por todo lo que habíamos luchado
¿dónde está?
Y mira tú cómo has acabado
engañado y acomodado
el sistema te ha timado.
Muy mal.

Todos quietos, no, no hagáis mucho ruido.
Han conseguido estos gobiernos dejarnos sin habla.
Si los controlamos desde los veinte,
y los sedamos hasta los cuarenta,
no nos darán muchos dolores de cabeza.

 
-¿Caminamos todos hacia el suicidio?
-Algunos sí desde luego, pero no todos afortunadamente. Muchas personas programan hasta el día de su muerte y otros, en cambio, se suicidan día a día. Yo prefiero vivir cada día como si fuera el último.
 
-¿Existe la generación de los sueños frustrados?
-Y la generación de los sueños caídos, la de los sueños mal soñados y la de los sueños de otros.
 
-¿Qué puede aportar la poesía a esta situación? ¿qué ocurriría si algún día la poesía decidiera morirse?
-Sin lugar a dudas: reflexión y volver a la casilla de inicio, para volver a recorrer el camino de una manera más bella y de verdad. Si la poesía se muere, se acaba todo.
 
-¿Es entonces la poesía necesaria?
-Y urgente, tanto que es el único bastión que nos queda para recuperar la humanidad, la belleza y la integridad como seres humanos, creo que una de las pocas cosas que justifica la existencia humana es la poesía.
 
-¿Necesitas canciones concretas a menudo? ¿para qué?
-Las canciones son radiografías de un momento concreto de mi vida, de hecho no sé porque tengo la necesidad de escribirlas, tengo la teoría que no soy yo el que las escribe, sino que me las dictan desde otro plano. Sí que necesito escribir canciones, creo que cada vez que compongo una nueva me da más ganas de vivir.
 
 
Una caja olvidada
Carlos Ann
 
Entonces no nos planteábamos el suicidio
tampoco veíamos colores tristes.
Todos brillaban.
Todos eran felices.El sol nos cegaba
mientras nosotros lo mirábamos
y sonreíamos felices.
 
-¿Es cierto que las canciones de amor son la que más y mejores metáforas aceptan?
-De hecho, el amor por sí mismo ya es una metáfora de la vida, el amor es como el teatro griego: trágico, divertido y contradictorio, da muchísimo juego. El amor es mejor que esté distraído y confuso como escribí en “L’amour” y que nunca recobre el juicio.
 
L’amour
Carlos AnnEl niño tiene hambre.
La mamá se ha ido ya,
lo han abandonado
por un tipo del bajo mar.El niño llora y llora.
La mamá ¿dónde estará?
flirteando en Ibiza
con algún alemán.Parece que yo,
yo hago del amor
algo caprichoso e inmoral.
Respecto a ti
sólo soy un cuentacuentos
y ahora estoy triste y mal.El niño ya es un hombre.
Ha sobrevivido a la gravedad.
La ironía de la física,
enemiga de la sinceridad.El amor distrae,
el amor confunde…
¡Ay qué coño es el amor!
¡Esas parejas que se besan y se tocan!
¡Absenta!

Parece que yo,
yo hago del amor
algo caprichoso e inmoral.
Respecto a ti
sólo soy un cuentacuentos
y ahora estoy triste y mal.

El hombre ya es grande,
odia a los poetas como yo,
que mueven los hilos de las vidas…
L’amour…

 
-¿Qué es más duro desvelar tu intimidad en una canción o imaginar situaciones límite no vividas?
-Intimar en una canción, por supuesto. Duele mostrarte tal como eres. Creo que nunca me ha hecho falta ir al psicólogo porque gracias a las canciones he aprendido a psicoanalizarme. Es una buena manera de expulsar al viento los demonios.
 
-¿Hay mucha droga repartida por tus composiciones?
-No es ni mucho menos mi tema favorito, de hecho las drogas no me interesan para nada… Lo que ocurre es que está por todas partes y yo no dejo de ser un trovador que cuenta lo que le rodea, además utilizo el termino “droga” como un comodín al amor, al sexo, a la comida y a todas las adicciones en general.
 
-¿Has perdido alguna vez la conciencia escribiendo una canción? ¿sabes lo que es la locura?
-Sí, muchas veces, la diferencia entre un loco y un artista es que los dos tienen licencia para viajar al mundo de la locura, pero solo el artista tiene el billete de vuelta…
 
 
-¿Qué es para ti la modernidad?
-Algo que cuando te crees que la has atrapado ya ha pasado de largo. O como decía Oscar Wilde: la moda desde el punto de vista artístico es una forma de fealdad tan intolerable que nos vemos obligados a cambiarla cada seis meses.
 
 
Hoy me dejaré
Carlos Ann
 
¡He llorado tanto!
Que las lágrimas ya no caen al suelo.
He buscado tanto…
Que ni los tesoros llevaban oro.
¡He hablado tanto!
Que las palabras volaron solas.
He prometido tanto…
Que las promesas me llaman…
¡Embustero! ¡Embustero!
 
 
-A mi juicio, Bushido es uno de los mejores discos de lo que llevamos de siglo. ¿Cómo recuerdas aquellos días de encierro para grabar?
-Mal. Fue un auténtico milagro que saliera editado ese disco. Enrique y Shuarma no pasaban por el mejor momento de su relación y fue una jaula de grillos. Después de estar componiendo juntos durante diez días en una masía de Tarragona, Enrique se fue un mes y medio a Perú y Shuarma a Formentera. Yo seguí trabajando el disco y cuando volvieron ya estaba acabado, solo tuvieron que grabar las voces. Mucha gente dice que suena a mí y con el paso del tiempo veo que tienen razón, lo hice absolutamente solo. Me hubiera encantado hacer todo el proceso entre los cuatro pero tal y como estaban las cosas me temo que nunca hubiera visto la luz.
 
-¿Y qué valoración haces sobre el disco, una vez que ha pasado el tiempo?
-Me gusta mucho. Al fin y al cabo lo que queda son las canciones y Bushido las tiene muy buenas. Es un disco irrepetible, con mucha frescura, espontaneidad y con momentos muy brillantes.
 
-¿Y del homenaje a Leopoldo María Panero?
-Estuve más de tres años con ese trabajo, me ha servido definitivamente para darme cuenta de que la palabra es lo único que nos queda a los que nos dedicamos a esto. Me metí profundamente en su obra y hubo momentos de cierto peligro porque me estaba recreando en un mundo de dolor y locura que me ofrecía un sinfín de posibilidades. Supe retirarme a tiempo del mundo paneriano. Su obra es tan pura que es muy peligrosa, como la manzana. Y me gustó especialmente que colaborase Ponce en el proyecto, para mí era el maldito por excelencia.
 
En ningún momento pensé en recitarlo todo. Creo que si lo hubiera hecho hubiera sido muy denso. Estuvo muy bien. Ni Galindo, ni Ponce, ni Enrique llegaron a escuchar nada de lo que habían grabado los demás, no se lo podían imaginar. Cuando escucharon el álbum acabado se llevaron una muy grata impresión.
 
-¿Y por qué no estuviste finalmente en el disco Vegas & Bunbury?
-Aunque el proyecto fue idea mía y el interés primordial era fusionar las tres mentes e intentar hacer un monstruo de tres cabezas, desde el principio fue muy difícil. Yo proponía componer las canciones entre los tres y de una manera muy libre y sin prejuicios, pero Nacho y Enrique necesitan componer con tiempo y en sus casas, por lo tanto ya no podía ser un auténtica fusión si cada uno traía sus canciones hechas y las aportaba al proyecto, era muy parecido a hacer un disco por separado. Además, el método de grabación no me convencía, era lento y muy repetitivo, no se sacó ni un cinco por ciento de jugo con los músicos que nos acompañaban. Ellos se dieron cuenta y optaron por dar lo que se les pedía, no lo que podían aportar musicalmente.
 
Uno de los motivos más importantes por los que lo dejé fue porque los códigos que se utilizaban para la grabación eran casi todos de folk norteamericano. Yo estoy muy alejado de eso, no me veo reflejado por ningún lado. Me hubiera gustado que lo atractivo del disco hubieran sido las diferencias entre nosotros y no las conveniencias. Solo se hablaba de Dylan, Cohen y de country y a mí no me gusta trabajar con referencias. Prefiero hacerlo con impresiones, sensaciones y juegos. Invitar a lo desconocido es lo que más me atrae. Faltó comunicación y claridad desde el principio. Me aburría mucho y fue la primera vez en mi vida que no me apetecía nada grabar, me alarmé… A las tres semanas abandoné el proyecto, cuando ya se habían grabado prácticamente todas las canciones. Sencillamente fui honesto conmigo mismo. Simplemente me equivoqué en el tiempo, en el espacio, en el método y en las personas. Al regresar a Barcelona me encerré en el estudio y empecé La nada y Santa N con Mariona Aupi. También estuve con Javier Calamaro en Buenos Aires y me invitó a girar por la Pampa argentina. Javier es apasionante. Volví con la pilas más cargadas que nunca y muy feliz por la decisión tomada. Me ha servido muchísimo para encontrarme más y darme cuenta de que no todos sentimos la música de la misma manera. Gracias a ello he podido hacer de Santa N, un sueño hecho realidad. Ha sido un proceso mágico. Pero estoy muy contento por Nacho y Enrique. Al final hicieron el disco que les apetecía y les correspondía y al final todos hemos salido ganando. 
 
-¿Es difícil sacar un disco adelante cuando se juntan varios artistas con una personalidad tan definida?
-Es muy difícil pero se puede conseguir. De hecho, con Santa N ha sido la experiencia más placentera de mi vida. Es el mejor disco en el que he estado nunca. Sin lugar a dudas si hubiera conocido a Mariona antes le hubiera convencido para estar en el proyecto Panero. Es la primera vez que hago un disco con una mujer y la verdad es que los hombres tenemos tanto que aprender de ellas a nivel artístico… y aprovecho la ocasión para parafrasear a Shakespeare: “Fragilidad tiene nombre de mujer”.
 
-Para terminar, Carlos, te pediría que me dijeras unas palabras sobre cada uno de los siguientes nombres…
 
Howie B:
Extraterrestre, ver como concebía una canción fue algo revelador.
 
Shuarma:
Además de ser un buen amigo, lo que más me gusta de él es que está en continua búsqueda.
 
Morti:
El gótico por excelencia. Me parece que por fin con Skizoo ha podido demostrar de lo que es capaz. Tiene la mejor voz en su estilo.
 
Iván Ferreiro:
Un huracán.
 
Nacho Vegas:
 Aparentemente ausente.
 
Javier Calamaro:
 Pasional y muy buen conversador.
 
Enrique Bunbury:
Veterano y simpático.
 
 

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