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Myriam Seco. AÚN QUEDAN TESOROS OCULTOS EN EL VIEJO EGIPTO

Publicado el 22 marzo 2008 por manuguerrero

Myriam Seco se convirtió en 2003 en la arqueóloga española más importante al descubrir diversos vestigios relacionados con Amenophis III, un faraón que gobernó el Valle del Nilo hace más de 3.000 años. Aquel descubrimiento fue una noticia sorprendente: una mujer española haciendo Historia en la ciencia. Es, por ende, una de las egiptólogas más importantes de su generación además de autora de varios libros de referencia. Ha liderado excavaciones en Oriente Medio y Egipto, donde actualmente reside la mayor parte del tiempo trabajando en diferentes proyectos arqueológicos. En la última década, sus investigaciones y descubrimientos han sido cruciales para entender las costumbres del antiguo Egipto.

Formó parte de la primera expedición que recorrió el Nilo en toda su extensión, es decir, desde su origen en las montañas etíopes hasta su desembocadura en el Mediterráneo, la aventura, según nos dice, más apasionante de su vida. Aunque, como se puede comprobar en esta entrevista, no es la única repleta de intensas emociones.

Algunos la llaman la «Indiana Jones» española. Es Myriam Seco.

-Hola Myriam. ¿Cómo estás? ¿En qué lugar del mundo te encuentras?
-Sigo en Qurna trabajando en el templo funerario de Amenophis III, en los Colosos de Memnon y me quedaré aquí hasta comienzos de abril. Es un proyecto dirigido por la egiptóloga Hourig Sourouzian. Yo empecé a trabajar con ellos en el año 2000 y normalmente hacemos campañas anuales de 3 meses.

-¿Qué investigas allí?
-Se trata del templo funerario mayor de Tebas construido por Amenophis III, en la XVIII dinastía, en el momento de mayor esplendor artístico. Nosotros ahora tenemos la suerte de excavar todas esas maravillas del arte egipcio. Somos un equipo internacional formado por más de 30 especialistas procedentes de más de 10 países diferentes y con una cuadrilla de unos 250 obreros locales.

-Estos días nos informa la prensa española que en Egipto la situación se está complicando. Dicen que aumenta el paro, la pobreza y la inflación. ¿Es como un volcán a punto de estallar?
-Es cierto la situación económica está complicada para la mayoría de la población. Los precios han experimentado un gran aumento, mientras los sueldos siguen siendo muy bajos. No sé cómo pueden llegar a final de mes. Cuando charlo con los obreros del yacimiento me cuentan horrorizados que los precios de los alimentos básicos se han triplicado. Un kilo de tomates cuesta casi 4 libras egipcias, cuando hace un año no llegaba ni a una libra. Un kilo de lentejas vale entre 7 y 8 libras, casi un euro, lo cual supone una fortuna.

-¿Influye eso en tus trabajos de investigación?
-Claro que influye. Nosotros le damos trabajo a unos 250 obreros, muchos de ellos especializados en restauración, excavación o movimiento de bloques de piedra, que no tienen ningún otro trabajo. Son personas con capacidades pero sin ningún futuro en el mercado laboral.

-¿Todos los arqueólogos acaban en Egipto?
-No todos, pero es un buen sitio para dedicarse a la arqueología. ¡Aunque hay tantos lugares interesantes! A mí me atrae muchísimo el Próximo Oriente, lugares como Irak, Siria o Líbano. Pero también otras zonas como Yemen, Etiopía, Sudán o Libia. Y me gustan muchísimo las culturas precolombinas, creo que excavar en México o en Perú también debe de ser interesantísimo.

-¿Y por qué la cultura egipcia seduce a tantísima gente?
-Por muchos factores. Uno de ellos es la grandiosidad de su arte. Consiguieron la eternidad que tanto anhelaban construyendo edificios duraderos y fueron maestros de la ingeniería. Por otro lado, sus creencias en la vida del más allá, que tanto llaman la atención. Su filosofía quedó plasmada en templos y tumbas que hoy podemos seguir admirando. Eso es lo fascinante de Egipto.

-Por cierto, ¿qué impresión ha causado, entre los aficionados al patrimonio cultural, la revista que tú diriges, Legado Histórico, recientemente presentada?
-Ha tenido muy buena acogida. No hay revistas de este tipo que traten temas de patrimonio, y creo que hacía falta crear algo así para que las novedades en el patrimonio lleguen al público. Además creo que el patrimonio en Andalucía ocupa un lugar importante y en la actualidad se llevan a cabo muchísimas intervenciones y hay que informar al público interesado.

-¿Interesan la Historia y la Cultura en tiempos de telebasura, estrés y bajos índices de lectura?
-Claro que interesa. Como se suele decir, hay gente para todo.

-¿Es cierto que los arqueólogos siempre lleváis champán a las expediciones por si descubrís algo?
-No siempre. Lo que sí hacemos es celebrar los descubrimientos y qué mejor manera que bebiendo una copa de champán. Aunque a mí no me importaría celebrarlo con un buen Ribera del Duero.

 -¿Cómo son tus jornadas de trabajo en Egipto?
-Agotadoras. Cuando estoy de campaña arqueológica nos levantamos muy temprano y comenzamos a trabajar a las 6 o 7 de la mañana hasta las 2 de la tarde en el yacimiento. Luego viene el trabajo de redacción frente al ordenador. Esto durante 6 días a la semana. Por eso cuando estás 3 meses de campaña arqueológica te desconectas totalmente del mundo, pero como el trabajo que realizas te absorbe, no eres consciente del paso del tiempo.

-¿Y conoces bien el país?
-Bastante bien, a mí me encanta viajar, por eso he visto cada rincón. Además, como llevo más de 10 años he tenido muchísimas oportunidades de conocer todas las zonas. Aunque aún me quedan algunas por descubrir, como por ejemplo algunas partes del desierto. Me encantaría viajar a Gilf el Qebir.

-Una vez incluso formaste parte del primer descenso completo del Nilo, desde que nace hasta el Mediterráneo, unos 5.200 kms ¿cómo fue aquella aventura?
-La mejor de mi vida. En aquel momento disfruté muchísimo pero, como suele ocurrir, no era del todo consciente de lo que me estaba pasando. Recorrimos el Nilo Azul desde su nacimiento en el Lago Tana (Etiopía) hasta la desembocadura en el Mediterráneo. Eso me permitió conocer zonas de Etiopía y Sudán que nunca hubiera imaginado poder conocer.

 

-¿Qué viste?
-Vi el Nilo en su estado natural, el Nilo del que te hablan los textos y se representa en los relieves y pinturas de tumbas y templos. Cuando navegaba por el Nilo en rafting era como si una de las representaciones de pesca que suelen aparecer en las tumbas egipcias hubiese cobrado vida y yo estuviera dentro de ella. Las orillas del río llenas de papiros, gran cantidad de pájaros de diversos colores, los cocodrilos y sobre todo los hipopótamos, que me impresionaron muchísimo.

-¿Qué fue lo que más impactó?
-Sin duda el Lago Tana, para mí un lugar mágico. Me impactó todo: la luz, los olores, la fauna. Fue precisamente en el Lago Tana donde tuvimos nuestra primera reunión de trabajo. Nos alojábamos en un hotel a orillas del lago. Justo frente a nosotros apareció el primer grupo de hipopótamos, para mí fue un momento muy impactante.

-¿Es la aventura más apasionante de tu vida?
-Por ahora, sin duda.

-Por cierto, ¿cómo es para ti la vida en Egipto?
-Muy variada. Cuando estás de excavación vives en otro mundo, pero cuando me instalo en El Cairo llevo un ritmo de vida muy diferente. Es muy enriquecedor, pues encuentras a una cantidad de gente, que llevando a cabo otro tipo de vida nunca hubiera encontrado. Te relacionas con extranjeros, con egipcios y con españoles.

-¿En qué se asemeja un hogar del viejo Egipto a uno actual?
-Para encontrar el modo de vida del viejo Egipto tienes que ir al campo. Ahí viven exactamente igual que hace 3.000 o 4.000 años. Viajar por el Egipto Medio en coche y visitar los pueblos equivale a hacer un viaje en el tiempo. Yo he visitado casas en las que la vaca, las gallinas y los gatos convivían en perfecta armonía con todos los miembros de la familia y el televisor en el salón.

-¿Qué impresión te causó cuando llegaste por primera vez?
-Horrible. Yo llegué a El Cairo, una ciudad tan grande, desorganizada y caótica que te apabulla. Soy una persona muy sensible y me sentía en cierto modo agredida por el ruido, la masificación. Pero muy pronto descubres que ese caos tiene su orden y en cierto modo te atrae. Es entonces cuando comienzas a descubrir y al final te sientes totalmente enganchada. Ahora me parece una ciudad interesantísima y me encuentro muy cómoda en ella. Aunque hay que salir de vez en cuando. Más de tres semanas seguidas en El Cairo, sin salir de la ciudad, se hace insufrible. De todos modos, yo tengo suerte, pues mi trabajo me exige moverme de un lugar para otro constantemente.

-Habías estudiado la carrera en Sevilla y te doctoraste en Alemania, ¿siempre soñabas con acabar viviendo allí, en Egipto?
-Yo hice la carrera de Historia Antigua en Sevilla y los cursos de especialización en Egiptología en el Instituto de Egiptología de la Universidad de Tübingen, donde pasé tres años. Luego me doctoré en la Universidad de Sevilla. Soñaba con trabajar en Egipto, pero nunca hubiera pensado que acabaría viviendo aquí.

-¿Está la profesión debidamente valorada?
-Por supuesto que no. Si lo estuviera, el presupuesto dedicado a la investigación arqueológica y a la conservación del patrimonio se multiplicaría al menos por diez.

-¿Quién suele financiar los proyectos de investigación histórica?
-Pues hay algo de dinero del gobierno, como puede ser del Ministerio de Cultura o Exteriores, pero la gran fuente de ingresos viene del mundo privado. Mecenas ricos, empresas interesadas por un motivo u otro, bancos, fundaciones dedicadas a la investigación etc.

-¿Y luego los tesoros a quién pertenecen?
-Los tesoros pertenecen, sin duda, al país donde se encuentran.

-¿Eres partidaria de devolver a los países de origen todo el patrimonio expoliado?
-Bueno, es una pregunta bastante compleja. Creo que hay cosas que sí podrían volver a sus lugares de origen, pero devolver todo no tiene ahora sentido. A finales del XVIII, durante el XIX y principios del XX era normal excavar y quedarse con lo que se excavaba o al menos con una parte. Y eso era aceptado por todos y forma ya parte de la historia. Diferente es todo lo que sale de forma ilegal, en ese caso debería volver al país de origen. Aunque en general creo que los objetos están mejor in situ, pues al sacarlos de su lugar de origen se descontextualizan y pierden parte de la información histórica.

-¿Crees que volverán a España las monedas que supuestamente extrajo el Odissey Explorer de un pecio español?
-Creo que no.

-¿Se trataría de uno de los mayores tesoros jamás encontrado?
-No tengo suficiente información como para evaluarlo, pero lo que sí está claro es que se trata de un tesoro importante. Y no creo que hubiese resultado tan sencillo recuperar todo ese tesoro en un lugar cercano a la costa americana.

-¿Los fondos marinos españoles guardan aún importantes tesoros?
-Muchísimos tesoros. La arqueología submarina en España necesita una inyección de dinero para llevar a cabo proyectos. No sólo se trata de supervisar si existen restos arqueológicos a la hora de hacer obras en puertos, habría que abrir líneas de investigación para inventariar todo el patrimonio existente. Ese es el primer paso para preservar el patrimonio. Para preservar hay que conocer los que se tiene. ¡Queda tantísimo por hacer!

-¿Te gustaría alguna vez sumergirte en aguas andaluzas?
-Por supuesto que sí. Mi sueño es excavar restos de la época fenicia en Andalucía.

-¿El Estrecho es una mina de oro?
-Claro que sí.

-¿Cómo averiguáis los arqueólogos en qué punto exacto se encuentran los tesoros marinos?
-Hay muchas maneras. Una de las fuentes principales son los pescadores, que al fin y al cabo son los que pasan la vida en el mar y conocen cada rincón. Otras veces la información se encuentra en los archivos y bibliotecas y en otros casos se encuentran muchísimos restos haciendo prospecciones.

-¿Qué papel juega la casualidad en las exploraciones marinas?
-A veces se encuentran restos arqueológicos por casualidad, pero normalmente se lleva una idea de lo que se espera encontrar.

-¿Qué te llevó al fondo del mar por primera vez?
-La casualidad. Nunca había imaginado bucear, no era algo que me atrajera, pero por una serie de circunstancias me ofrecieron la posibilidad de participar en una campaña arqueológica submarina en el Mar Rojo. Y para allá que me fui. Hice un primer curso de buceo y trabajé tres meses en el yacimiento de Sadana Island. Excavábamos un pecio del S. XVIII que tenía un cargamento de porcelana china y me pareció apasionante excavar en el mar. Ahí se me abrieron las puertas para seguir en el mundo de la arqueología submarina. Después de esto comencé a trabajar en el yacimiento de Qaitbay en Alejandría cartografiando los restos del famoso faro de Alejandría, donde he estado trabajando desde el año 1998 hasta el año 2004.

-¿Has sufrido algún percance en las profundidades?
-No y espero no tener ninguno.

-¿Te gusta más explorar el fondo marino o el terrestre?
-Creo que combinar ambos es lo ideal.

 

-Una curiosidad. ¿Por qué en el viejo Egipto se le daba tanta importancia a la muerte?
-En realidad no era la muerte lo que tenía importancia, la importancia la tenía la vida después de la muerte y todo el ritual que hacía posible que la vida continuase.

-¿Crees que la muerte en sí ha perdido valor con el paso del tiempo?
-No, lo que sí ha perdido valor es la creencia en una vida después de la muerte.

-¿Ha sido Egipto el país con mayor riqueza espiritual?
-Si no el de mayor riqueza espiritual al menos sí uno de ellos.

-Además de todo lo que venimos hablando, eres experta en vida y costumbres de los niños en el Antiguo Egipto. ¿Se respetaba la infancia hace miles de años?
-Claro que se respetaba, pero la importancia de las representaciones de los niños en las tumbas no era sólo por reflejar aspectos de la vida cotidiana, el niño tenía un papel simbólico, era una garantía de los padres para resucitar. Con los niños la vida se renovaba y con ellos se aseguraban que la vida continuaría después de la muerte.

-¿El subsuelo egipcio guarda aún muchos secretos por descubrir?
-Muchísimos. Es un país con un potencial arqueológico inmenso.

-¿Queda por descubrir más de lo que se ha descubierto ya?
-Queda muchísimo por descubrir.

-¿Crees que algún día habrá que revisar sustancialmente la Historia de Egipto y, por tanto, la de la Humanidad?
-La Historia de Egipto cambia con cada descubrimiento que se hace. Las nuevas líneas de investigación abren nuevos horizontes.

-Otro país en el que estás trabajando últimamente es Líbano, donde las cosas tampoco pintan demasiado bien. Allí organizas y diriges un importante proyecto. ¿En qué consiste?
-Dirijo un proyecto arqueológico submarino español-libanés en Tiro. Excavo un pecio del S. V a.C, con un cargamento de estatuas de terracota, la mayoría de ellas femeninas con atributos que aluden a la fertilidad de la mujer. Aunque también hay ánforas y algunas estatuas masculinas. El barco se hundió a 4,5 kilómetros de Tiro. Este proyecto, financiado por Cajasol, comenzó con una prospección en junio del 2006 que finalizó con la localización del pecio y continuó con una campaña arqueológica en junio-julio de 2007, que nos permitió recuperar 157 piezas del mar. En el proyecto también colaboran la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Sevilla, la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla, la Fundación Tres Culturas y el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. El equipo estaba formado por 9 especialistas, 5 españoles y 4 libaneses. Y si la situación política lo permite, haré en el próximo año otra campaña arqueológica para terminar de excavar el pecio y llevar al museo de Beirut las estatuas recuperadas del mar y restauradas.

-Tiro, que hoy se denomina Sur, es una de las ciudades libanesas con más restos arqueológicas, por eso fue precisamente declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984… ¿qué queda por descubrir allí?
-Muchísimo. Los restos arqueológicos que vemos en la actualidad es de la época Helenística y romana, pero queda por descubrir, por ejemplo, la ciudad fenicia. Se han encontrado tumbas fenicias, pero no la ciudad. Y en el mar hay un gran patrimonio por descubrir.

-Para terminar me gustaría que nos confesases un deseo: ¿Qué es lo que más te gustaría descubrir?
-El puerto utilizado por los egipcios en Biblos.

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