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Pedro Sánchez o la España ingobernable

Publicado el 21 diciembre 2015 por manuguerrero


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De todas las caras largas vistas en la noche electoral, la más significativa, a mi parecer, ha sido la de Pedro Sánchez. El líder del PSOE ha captado rápido que en sus manos tiene no solo el futuro de España sino también el de su partido. Sobre él recae ahora la gran responsabilidad de que haya o no nuevas elecciones legislativas.

    • Para el PP, imposible gobernar. Salvo que consiga el apoyo implícito o explícito del PSOE. Pero ocurre que el PSOE lleva 4 años perdiendo votos por la izquierda. Si facilita un gobierno de Mariano Rajoy, su electorado más progresista (el que aún mantiene) se marcharía hacia otros partidos como Podemos o Izquierda Unida. Y, además, ya dijo Pedro Sánchez en campaña que no apoyaría «al presidente de la corrupción», ni votando a favor ni con su abstención. Reconocer que el PP ha sido la fuerza más votada y que debe iniciar la ronda de contactos no significa que vaya a favorecer el acuerdo. Es sencillamente admitir que lo suyo es solo una alternativa.
    • Un gazpacho de izquierdas e independentistas. Es otra de las posibilidades. También difícil porque aunque se podría limar lo suficiente como para evitar nuevas elecciones, la estabilidad duraría exactamente lo mismo que el debate acerca de la unidad de España, sobre la que el PSOE no quiere -ni puede- hacer grandes concesiones.
    • PSOE, Podemos y Ciudadanos. Si algo ha definido a Albert Rivera durante la campaña electoral ha sido su aversión hacia Podemos. Dijo por activa y por pasiva que no pactaría con ellos. No tanto por sus propuestas socialdemócratas, como por defender abiertamente un referéndum sobre Cataluña. Pero ocurre varias cosas: el gazpacho no apoyaría el plebiscito sino directamente la independencia, y además repetir las elecciones podría perjudicarle seriamente. Parece que Ciudadanos tocó techo hace ya algunas semanas. Esta opción, que a muchos les ha llevado hoy las manos a la cabeza, no sería nada descabellada. Podría materializar lo que hemos venido llamando «tiempo nuevo» y «fin del bipartidismo». Los tres partidos escenificarían su capacidad de acuerdo y su sentido de la responsabilidad. Los detalles del acuerdo, obviamente, no son anticipables. Estamos hablando, insistimos, de «un tiempo nuevo».
    • ¿Y qué dice Ángela Merkel? Pues no es baladí. En agosto de 2011 logró lo que parecía imposible: que PSOE y PP se pusieran de acuerdo en una sola noche para cambiar el artículo 135 de la Constitución Española. El nefasto precio que tuvo que pagar por ello el PSOE es difícilmente olvidable. Supongo que evitaría a toda costa cualquier acercamiento al PP, pero habrá que esperar unos días para ver cómo funcionan los mercados y cómo reaccionan los demás partidos. Europa actúa así: con determinación pero con prudencia.

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