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La vivienda, en caída libre

Publicado el 02 agosto 2012 por manuguerrero

-Buenos días, ¿Manuel Guerrero? -Sí, buenos días, dígame. -Le llamo porque tengo otra casa para ofrecerle: un pareado de 150 metros cuadrados, cuatro dormitorios, dos baños, garaje, patios delantero y trasero de más de 100 metros cuadrados, barbacoa de obra… Precio (titubea un poco al otro lado del teléfono): 143.000€ negociables.

Es la misma casa que hace apenas 3 años costaba 240.000€. Hablo de un municipio a 8 km. de Sevilla capital. 5 minutos en coche por autovía. Trata de vendérmela una agencia inmobiliaria después de un embargo bancario. Le digo que voy a pensármelo, pero no hay nada que pensar. Creo que no es momento para desprenderse del bien más cotizado y escaso, el dinero. La caída en picado del precio de la vivienda no ha hecho más que empezar, después de unos años titubeantes, y durará tanto como duren esta situación económica crítica y el miedo al desamparo. Porque es la incertidumbre la que no anima a comprar y,  por tanto, la que seguirá forzando la bajada del precio de la vivienda.

Es cierto que algunas entidades bancarias ya han anunciado una drástica bajada de precios para deshacerse de un stock insostenible y que algunos interesados aprovecharán las actuales medidas ventajosas (IVA reducido y deducciones fiscales), pero ¿realmente no piensan ustedes que eso no es más que otro gancho para reactivar el consumo, y que 2013 no vendrá acompañado de nuevos incentivos? Es, junto al paro, el gran problema nacional: un millón de viviendas vacías y otros tantos millones de españoles en grave riesgo de perder su hogar. Es la pura incongruencia que algunos solucionan por la vía rápida.

Los últimos recortes y la consabida pérdida de poder adquisitivo del ciudadano español anuncian el futuro que le espera al sector inmobiliario: o se amolda a la nueva situación económica o acabará derruyéndose sin un próximo morador. Piensen en el salario medio de sus amigos y conocidos y cotéjenlo con el precio medio de pisos y casas. Posiblemente, deban trabajar 20 o 30 años para poder pagarlos, y esa es una garantía laboral irreal en un mundo que tiende a la intermitencia y el cambio territorial constante.

El meollo de la cuestión, hasta ahora, es que nos está costando mucho trabajo reconocer el error de años pasados y asumir sus pérdidas económicas. Es decir, quien tenga ahora una vivienda en propiedad (sea banco o particular) debe saber que su valor real es, aproximadamente, el 40 o el 50% inferior al de hace 10 años, y la previsión es que no recupere ese valor inicial antes de 2025, fecha establecida por el FMI para una posible restitución del crecimiento económico español. El Banco Sabadell -más por necesidad que por valentía- ha sido uno de los primeros en dar el paso y ha conseguido en una semana vender 138 pisos con descuentos de hasta el 70%. Y es que con esos precios sí resulta competitivo: un piso de lujo en la playa de Manilva por 56.000€.

En cambio estos días también me ha llegado a casa una revista inmobiliaria de otra entidad financiera anunciando la venta de sus inmuebles embargados. Algunos, en efecto, resultan interesantes, con precios ajustados, pero el banco vuelve a cometer el mismo error que llevó a la hecatombe a buena parte del sector: promete financiar hasta el 100% del precio final. Eso es, a mi modo de ver, invertir en un nuevo ciclo pernicioso: hipoteca fácil, impago, embargo, deshaucio y vuelta a empezar.

PD: Casualmente, pocos minutos después de publicar esta entrada han echado por debajo de mi puerta un papelito informándome de un piso en venta en el mismo edificio donde vivo de alquiler.  «Tengo un piso en este residencial y ¡lo vendo! por no decir lo regalo, a un precio irrepetible, tanto solo 138.232€ (23 millones de pesetas)», dice. Y es cierto que es casi la mitad de lo que costaba cuando lo vendió la promotora, aunque, por supuesto, dista mucho de ser un regalo: ese dinero cuesta mucho trabajo conseguirlo. Me alegra no haber comprado entonces. Es otro síntoma más del abismo al que caminamos. Si antes todo el mundo quería tener una casa en propiedad, ahora lo que se busca es dinero. Poderoso dinero.

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