Qué alegría ver a los amigos publicando libros: José Domingo Mora, Manuel Ruiz y ahora, de nuevo, el incombustible Álvaro Romero Bernal, que tras destacar en el ensayo y la Historia, se estrena en el terreno que más le ha fascinado siempre: la ficción, la pura ficción. Lo hace con ‘Pulpa de limón’, una novela muy recomendable que yo he disfrutado una barbaridad y que os animo a leer. Os dejo, como anticipo, la noticia que le hicimos para los informativos de 8TV Andalucía.
De la mano de Charly Rodríguez y su amplio equipo de colaboradores, hemos puesto en marcha en 8TV Andalucía un nuevo programa que se propone reflejar la moda que se hace y se viste en Andalucía. Un espacio muy recomendable si te interesa estar a la última. Dejo aquí el primer programa emitido.
Sigue muy vivo el dilema de las lenguas muertas. De cuando en cuando, y me temo que para siempre, a alguien se le ocurre desterrar el griego y el latín como excusa para invertir en ciencias, matemáticas o tecnología. Un carpetazo que, a la vez, cierra la puerta a los grandes sabios de la tradición grecolatina.
El maestro sevillano inicia su gira en Rivas Vaciamadrid, el 14 de febrero, con un espectáculo donde el flamenco puro y el rock andaluz de autor tienen raíces muy próximas y denominador común: el ompromiso.
La música y la poesía para expresar sentimientos y experiencias vividas: El Cabrero, una leyenda viva del flamenco, un artista forjado en mil noches de cante jondo y Emiliano Domínguez Zapata, joven músico andaluz que ha hecho con su primer disco, Poesía en resistencia, un cuadro musical, una escultura de música y poesía.
Dos voces y ecos afines al servicio de estilos musicales diferentes pero con las mismas armas: la palabra clara, el mensaje directo, la pasión, la hondura, la autenticidad y el compromiso.
En la primera parte, poesía. De Miguel Hernández, Antonio Machado, Rafael Alberti, Mario Benedetti… Guitarras distorsionadas, bajo, batería, teclados y la voz grave, sólida y precisa de Emiliano Domínguez Zapata dibujando tantos paisajes musicales como poemas, porque la música, para él, siempre ha de estar al servicio de los versos.
El Cabrero nunca ha cambiado de formato musical, voz y guitarra. Seguiriyas, bulerías, tonás, fandangos, soleares… Hoy un icono del flamenco, uno de los grandes maestros en activo; durante cuarenta años un ejemplo de compromiso, coherencia y de resistencia. Sin apoyos mediáticos ha demostrado que no es preciso recurrir a la fusión para atraer a los no iniciados en el arte jondo, de todas las edades, hacia el flamenco más ortodoxo y hacerlos vibrar con su cante sin aditivos.
Comparto la entrevista de Javier Ruibal a su paso por A por todas, de 8 Andalucía, el pasado 19 de diciembre, donde nos habló no solo de su último disco, «Quédate conmigo», sino de su trayectoria, de Cádiz y de algunos temas de actualidad. Espero que sea de vuestro interés.
Un profesor de la Universidad de Málaga, Francisco López Castro, se arranca por soleá para protestar contra la Ley Wert, y lo hace interrumpiendo la solemnidad de una acto de graduación de la facultad de Psicopedagogía. A eso lo llamo yo quejarse con ELEGANCIA.
«La idea de esta canción me la dio mi amiga Macarena, pianista y mujer sensible. Debía de estar tocada del corazón, allá por el año 2000 cuando la conocí. No se le conocían ni novios ni romances, a pesar de lo guapa y encantadora que era y es. Un día me dijo: “¿Por qué no escribes una canción que se llame El cartel de no molestar”? Me pareció una súper buena idea y me puse a ello.
Cuando terminé la canción se la enseñé, muy orgulloso. Trataba sobre una pareja que se entrega a la pasión clandestina en una habitación de hotel, con el cartelito colgando en la puerta para que no les molestaran.
“No me refería a poner el cartel en la puerta de la habitación, sino en el corazón”, me dijo Maca.
Y rehice la canción y quedó mucho mejor. Ahora ella tiene un novio y un hijo y yo tengo el cartel, ja, ja…»
Así hablaba Carlos de France de una de las canciones de su obra Debe ser esto la felicidad, en nuestra última entrevista. Ahora, aquí, el vídeo de esa canción. Una auténtica delicia. Espero que la disfruten tanto como yo.
No dudo en absoluto de una frase que leí hace algunos meses: «Una sola canción de Brel, de Jacques Brel, puede ser mil veces más contundente que un concierto entero de Iron Maiden». Y es que con el tiempo la palabra contudencia va adquiriendo un distinto matiz. Al principio se toma por la fuerza de su impacto inmediato. A cierta edad, en cambio, uno aprecia y valora que la huella o el pellizco permanezcan, que se impregnen en tu ánimo o incluso -esto se agradece- en tu forma de ser.
La tarde que conocí a Emiliano Domínguez «Zapata», hace ya algunos años, quedé impresionado, sobre todo, por el timbre de su voz. Era un chico de mi edad, rondando los 25, pero con un torrente de voz que si uno cerraba los ojos mientras él cantaba podía imaginarse sobre el escenario, perfectamente, a un señor maduro, con cierto parecido incluso al gran Alberto Cortez. Su voz era grave, sólida y precisa. Todo sonaba como debería sonar tras 20 años de carrera. Ocurría en cambio en un joven que ni siquiera tenía un disco a sus espaldas. Por entonces tocaba el piano en La Carbonería y vivía en el altillo junto al histórico Paco Lira. Entre las mismas paredes, curiosamente, donde cuarenta años antes, su padre, el maestro José Domínguez «El Cabrero», comenzaba una carrera que no precisa explicación, porque lo de El Cabrero es un mundo aparte, muy por encima, por supuesto, del flamenco institución.
Aquella grabación con Emiliano, decía, me despertó una inaudita curiosidad: ¿qué haría con esa voz un chico que apenas empezaba en esto que llamamos arte? Mucho tiempo después tengo, por fortuna, su respuesta entre mis manos. Se llama Poesía en resistencia y es una cuidada selección de textos de poetas imprescindibles y necesarios, más si cabe ahora que andamos en franca decadencia: Cernuda, Alberti, Machado, Hernández y Benedetti. Cuenta Emiliano que llevaba años preparándolo, escogiendo poemas y aprendiendo a ponerles música (mientras otros hacían lo que ya sabemos), y ha llegado ahora, precisamente ahora, cuando estamos huérfanos de gente limpia en la que poder confiar. Por eso se agradece que haya puesto su voz, su magnífica voz, en pos del mensaje claro y útil: «Caravanas de tristeza», «Remordimiento en traje de noche», «Las palabras», «La guerra, madre», «A Neruda, con Chile en el corazón», «Miserias»… Porque quién no se estremece ahora (precisamente ahora que nos quedamos sin casas, sin sueños y sin tierra) con estos versos del sevillano universal: «Y en todas partes he visto / gentes que danzan o juegan, / cuando pueden, y laboran / sus cuatro palmos de tierra. / Nunca, si llegan a un sitio / preguntan a dónde llegan. / Cuando caminan, cabalgan / a lomos de mula vieja, / y no conocen la prisa / ni aun en días de fiesta. / Donde hay vino, beben vino; / donde no hay vino, agua fresca. / Son buenas gentes que viven, / laboran, pasan y sueñan, / y en un día como tantos, / descansan bajo la tierra.»
Porque a eso llamamos algunos contudencia y estilo. Principios. Porque con esa voz y esa madera, ya les digo, había que empezar a lo grande. Celebrando tener con nosotros a uno de los nuestros. Y espero que por mucho tiempo.
Llevo años enamorado de O Sister! No voy a detenerme mucho en los motivos, pero posiblemente sea el grupo con más clase de toda la escena nacional. Entre sus méritos, retomar, revivir y actualizar un género que, aunque nunca murió, sí quedó marginado a un puñado de melómanos exquisitos. Algo que el gran público debe, sin duda, agradecerles. Y más en estos tiempos de hastío y depresión.
Ahora -y tras sacar a la venta su segundo disco «Shout, Sister!»- quieren presentarnos la consecución de unos de los retos «más emocionantes, ilusionantes y gratificantes» de toda su carrera: completar y grabar una canción inacabada de las legendarias The Boswell Sister, el trío de los años 20 y 30 que les sirvió de inspiración en sus comienzos musicales.
El tema se llama «You-dle-ee-oo-de-oo» y sobre él han realizado un minidocumental que les recomiendo encarecidamente. Y, por supuesto, si tienen ocasión de verles en directo, no lo duden. Se acordarán de mí.
Próximos conciertos:
-14 de marzo, Teatro Góngora. Córdoba.
-22 y 23 de marzo, Sala Clamores. Madrid.
Un día de estos nos descuidamos y Carlos de France compondrá la canción perfecta. Desde luego, va camino de ello. Sin hacer ruido, pero con un trabajo minucioso y artesanal. Escribiendo y puliendo canciones hasta que logran su punto óptimo de maduración, que es cuando las graba y las ofrece a un público al que respeta tanto como su público le respeta a él. Solo los que conocen su música y han asistido alguna vez a un concierto suyo sabrán bien de lo que hablo. Y es que el Arte tiene esas cosas: Unos hacen el mérito y otros se llevan la fama.