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CARLOS DE FRANCE: «Creo que este sistema premia a los psicópatas»

Publicado el 04 diciembre 2012 por manuguerrero


Carlos de France

Un día de estos nos descuidamos y Carlos de France compondrá la canción perfecta. Desde luego, va camino de ello. Sin hacer ruido, pero con un trabajo minucioso y artesanal. Escribiendo y puliendo canciones hasta que logran su punto óptimo de maduración, que es cuando las graba y las ofrece a un público al que respeta tanto como su público le respeta a él. Solo los que conocen su música y han asistido alguna vez a un concierto suyo sabrán bien de lo que hablo. Y es que el Arte tiene esas cosas: Unos hacen el mérito y otros se llevan la fama.

A él la popularidad y el éxito, precisamente, le llegaron hace 30 años, cuando al salirse de Mecano decidió formar Objetivo Birmania y escribir canciones como Los amigos de mis amigas son mis amigos, que hizo bailar a un país aún ilusionado por el futuro que imaginaba. Disuelto el grupo, empezó a componer para otros artistas como Cómplices, Amistades Peligrosas, Azúcar Moreno, Marta Sánchez, Los Chichos o Ana Reverte. Hasta que un día de 2004 nos sorprendió con seguramente el mejor disco de ese año, Vivo al revés, un trabajo tierno, divertido e interesante que sigue sonando tan actual como el primer día. Es, podríamos decir, un clásico contemporáneo, como está llamado a ser también su último trabajo, Debe ser esto la felicidad, trece canciones que bien podrían ser un paseo por el mapa emocional de un ciudadano cualquiera: rabia, nostalgia, diversión, simpatía, ternura, humor y, sobre todo, mucho mucho amor.

–Hola Carlos. ¿Qué tal? En estos tiempos duros no es fácil encontrar motivos para sonreír y sentirse bien. Por eso te agradezco que hayas vuelto a sacar disco. Tenerlo en mis manos fue un subidón, incluso antes de escucharlo…

–Qué alegría me das. Me ha costado mucho sacar este disco pero estoy feliz de haberlo hecho, es como que he recuperado la ilusión por comunicar.

–Me da la impresión de que la música nunca falla en los momentos difíciles…

La música ha estado siempre ahí para el que la necesitase, es alimento para el alma, y quizá sea lo que necesitamos ahora.

–¿Por qué le has puesto Debe ser esto la felicidad?

–Porque a la edad a la que he llegado uno empieza a ser feliz de verdad con lo que hay. Tras mucho leer, investigar y vivir, me he dado cuenta de que efectivamente la felicidad es algo a lo que uno opta al levantarse cada día. Tú decides si vas a ser feliz o no, es una decisión. ¡He tardado 50 años en descubrirlo!

Y también porque es una frase de la canción El cartel de no molestar, que es una de las que más me gustan. Canción que refleja mi estado sentimental actual.

–A veces, con tanta crisis y tanta economía se nos olvida que lo importante siempre fue la felicidad, ¿no crees?

–La felicidad está dentro de uno, pero todos estos años la hemos buscado fuera, en el consumo. Creo que la crisis es buena en el fondo. Nos hará mejores. Además seguimos viviendo mejor que el 80% de la gente en el mundo.

–¡Y el tiempo vuela!

–¡Es impresionante cómo vuela! Al hacernos mayores, el tiempo se convierte en lo más importante que tenemos. Por eso cada vez se tiene más cuidado en cómo se utiliza. Ya no podemos perderlo como cuando éramos jóvenes. El tiempo es lo más importante que tiene el hombre, por eso no entiendo que la gente lo gaste haciendo algo que no le gusta.

–Tu disco arranca con un tema duro, El centinela. No sé si es la canción que mejor refleja tu momento actual…

–El centinela soy yo, solo, viajando por el mundo, cantando mi lamento a quien me quiera escuchar, sin raíces y con un dolor interno que debe ser el que Eckhart Tolle llama a confrontar. Pero creo que lo consigo. Pero me ha costado leer muchos libros de autoayuda, meditar, etc.

–El vídeo lo ha realizado tu hermano Fernando y el resultado ha quedado, en mi opinión, brillante. Es una minipelícula que bien podría explicar lo que ocurre en las noches de miles de ciudadanos…

–¡Qué bien me entiendes! Es efectivamente lo que mi hermano quería hacer, una minihistoria. De hecho, hay una versión del director en la que ni siquiera aparezco, es solo la historia del vagabundo. Alguien que lo ha perdido todo, como tantos españoles en esta época.

 

–El otro día le daba vueltas a un asunto que igual no tiene la más mínima importancia, pero que… No sé, creo que a día de hoy podríamos distinguir dos tipos de personas: las que duermen y las que no…

–Me imagino que te refieres a las que no duermen por sus problemas económicos. Porque no creo que los políticos y los banqueros o empresarios piraña (como los que destruyen empresas para forrarse ellos) tengan problemas de sueño, porque es obvio que son psicópatas. Si lees un libro sobre psicópatas te das cuenta de que los que mandan lo son, no les importa lo más mínimo el ser humano al que van a hundir, despedir, arruinar, etc. Creo que este sistema premia a los psicópatas.

–El disco, en general, tiene una contundente carga social (Me da igual, Morir en el armario, Inshalah…) pero a la vez es un disco tierno y delicado… De escucha agradable. Especialmente llamativo es el caso de López, una tremenda queja contra la clase política a ¡ritmo de blues con aires de jazz!

López es la única canción del cd que hice y grabé enseguida, sin madurarla mucho tiempo como las demás. La idea me vino en Buenos Aires, donde hay un vino que me gusta que se llama López. La verdad es que no me acuerdo de nada más, imagino que se me ocurriría al leer cualquier periódico argentino, pues en cuanto a corrupción andamos parejos los dos países.

El toque de jazz se lo da el grandísimo trompeta americano afincado en Barcelona, Matthew Simon, que también grabó en el otro disco. ¡El disco es tierno y delicado como yo, ja, ja!

–¿Cómo se logra meter esos asuntos tan importantes y de tanta gravedad en un disco como el tuyo, apto (y recomendado) para todos los públicos?

–La verdad es que no lo sé. No me había dado cuenta de que fuera tan social como tú dices. Me encanta y me sorprende que lo percibas así. Yo sigo siendo un tipo obsesionado con hacer las mejores canciones posibles con lo que sé, no me paré a pensar si tenían contenido social o no.

Carlos de France

–A pesar de ser un disco muy actual, tengo la intuición de que será un disco de largo recorrido, como Vivo al revés, que lo escuchas hoy, 8 años después de su publicación, y sigue tan fresco como el primer día. Me temo que no debe ser fácil conseguirlo…

–Me encanta lo que dices… Como tardo mucho componiendo y grabando, tengo mucha perspectiva sobre las canciones. Para cuando están terminadas han pasado por muchos controles de calidad: las he cantado en directo, las he cantado a guiris amigos (esto es muy bueno porque si le gusta a un guiri que no entiende la letra es que la melodía es buena), he hecho maquetas, las he cantado a niños que no saben mentir, a personas mayores que tampoco mienten etc. En el fondo es trabajo, trabajo y nada más que eso. El truco es dónde pones el listón, otros lo ponen más bajo sin darse cuenta. Esa es la manera de conseguir calidad, exigirse más. No sólo en música, sino en todo.

–En esta ocasión has vuelto a escribir y componer casi todas las letras, pero te has rodeado de un buen puñado de músicos, cada uno de una parte del mundo. ¿Cómo te has apañado para las grabaciones?

–He grabado en Buenos Aires, Penzance (UK), Madrid, Barcelona, Berlín… Todo esto que hace años sólo lo podía hacer una estrella mundial del pop, se hace hoy en día con facilidad con los ordenadores. Cuesta lo mismo grabar en Argentina que en Inglaterra o España. Además se reenvían las pistas los técnicos por Internet con una facilidad asombrosa. «Mándame las guitarras otra vez de Buenos Aires a Inglaterra», y ahí van, en un Yousendit o en un Dropbox. Alucinante.

–El disco te lo ha vuelto a producir Joe Dworniak, un tipo que ha trabajado con gente como Paul Weller, Paul McCartney, Michael Nyman o con españoles como Santiago Auserón, Kiko Veneno o Luz Casal. ¿Qué tal ha ido la experiencia?

–Trabajar con Joe es una auténtica delicia. Todo le parece bien. Tiene mucho sentido del humor como buen inglés. Además de productor es un musicazo, graba bajos, guitarras, lo que quieras… Su mujer, Vicky, es un encanto. Penzance, el pueblito al borde del mar donde viven, es divino. Y cocina increíble, con lo cual las cenas tras un día de trabajo son deliciosas. Animo a más artistas españoles a grabar o mezclar con él.

–Para ti, ¿qué es lo más valioso de un productor?

–Que tome las riendas y sepa dónde ir. Por eso en este caso también fue muy importante la producción de mi hermano, que tenía una visión diferente del disco, que para mí estaba ya terminado con mi producción. Él quiso llevar el disco más allá, añadir las trompetas de In Love y López, y me obligó a grabar El bufón, pues no  quería que se quedara fuera del disco que yo ya consideraba terminado. Le dijo a Joe que la grabara con ese sonido Coco Rosie. Y me dijo que debía remezclar, limpiar, quitar coros de chicas que había y cientos de pistas de guitarras. Ten en cuenta que yo había mezclado en Berlín y el técnico alemán añadió muchas más pistas de efectos a las guitarras. Había canciones con más de 140 pistas creo. Un follón.

De El centinela había una versión más rock grabada en Buenos Aires, pero eligió la de Joe que es más de sintetizadores… Muchas decisiones. Y mucho material que no se usó, eso también es bueno pues quiere decir que has probado de todo y te has quedado con lo mejor.

También Pablo Rabinovich en Buenos Aires supo hacerme cantar y llorar en la cabina. Me hizo cantar muy bien. Supo sacar lo mejor de mí. Fue muy emocionante porque además yo estaba muy triste en esa época pues mi novia me dejó en Buenos Aires, justo cuando yo empezaba a grabar. Y al cantar pues como que sentía las canciones mucho y me sentía muy solo. ¡Luego me alegré, pero eso es otra historia!

–¿Él es el responsable de la claridad del disco? Todo suena muy limpio… incluso cuando se buscó la distorsión y la rareza, como en el caso de El bufón, una canción que me gusta especialmente…

–Joe es el responsable de la claridad, pero las pistas venían muy bien grabadas de Argentina. Allí hay mucho nivel, aman el rock. Y yo estaba rabioso y quería un poco de rock. Joe rehizo algunos temas de cero, como El centinela y El bufón. Pero otros como Rockola o El cartel de no molestar suenan a rock argentino, o eso espero. Son más de Pablo Rabinovich.

–No sueles trabajar con letras de otros, ¿cómo surgió lo de trabajar con un texto de Marta Méndez de Vigo, autora de El bufón? ¿quién es?

–¡Es verdad! Marta es mi prima y un día apareció con esa letra que me parece divina y que a ella sigue sin convencerle. Le puse música y se quedó en un cajón a lo mejor… ¡15 años! ¡qué fuerte! ¿no?

Por cierto que en Turno de noche tuve la suerte de poder hacer la letra con nuestro querido y admirado Juan Antonio Canta.

El bufón es completamente el contrapunto de In Love, una canción muy simpática y pegadiza, que bien podría convertirse en un hit

In Love creo que es mi canción favorita para cantar en directo, a todo el mundo le hace feliz. Es un hit. Nada me gusta más que hacer feliz a la gente, hacer que se olviden de sus problemas, aunque sólo sea durante tres minutos. Creo que para eso he venido al mundo aunque suene pretencioso. Y esta canción me ayuda a ello. Y El bufón es para mí una oda a los que son diferentes

–… Y es que estamos tan acostumbrados a escuchar canciones de amor que siempre dicen lo mismo… ¿de dónde sacas tanta creatividad?

–¡De verdad, me haces sonrojar! Ja, ja, me imagino que de observar lo que me rodea, me encanta escuchar a la gente y observar. Piensa que paso muchísimo tiempo solo en cafeterías, bares, taxis, trenes, aviones, etc. Escuchando, viendo y hablando con todo el mundo. Es muy fácil recopilar material, a cualquier camarero, taxista, dependiente o lo que sea, le preguntas sinceramente «¿qué tal estás?» y te cuenta su vida. Y luego he tenido una agitada vida sentimental de donde me inspiro también mucho. Tengo mis musas…

–Es cierto que te tomas tu tiempo, ¿eso significa que te cuesta mucho trabajo redondear una canción?

–Una vez leí en un libro americano de composición que las canciones no se escriben, sino que se reescriben y creo que es lo más acertado que he oído nunca. Así que las reescribo una y otra vez hasta que, como dijo Alejandro Sanz, parece que ha sido otro quien las ha compuesto. Solo entonces, según él, estaba la canción terminada. Me parece brillante.

–A tus canciones no hay por dónde cogerle una falta: ni en sílabas, ni en sintaxis, ni en vocabulario… Complejo el trabajo del compositor ¿verdad?

–¡Complejo y obsesivo! Una vez estuve obsesionado con los crucigramas de Mambrino, el del País, y es algo parecido, ja, ja…

Rockola es una canción con mucha rabia. Entre otras cosas porque haces referencia a un tiempo y a unas personas que ya no existen… ¿En tu día a día tienes muy presente aquella época?, ¿qué echas de menos de los primeros años 80 en Madrid?

–La verdad es que es nostalgia más que rabia, aunque al final del tema tengo rabia como tú dices porque han muerto muchos amigos y conocidos. El otro día alguien decía acertadamente que últimamente San Pedro parecía el portero de Rockola.

También es un poco rabia a envejecer, creo. Pero no pienso demasiado ya en aquella época. Soy un tipo que trata, no sin esfuerzo, de vivir el presente. Ese es el secreto de la felicidad, como dicen tantos libros de autoayuda, que me encantan…

De los primeros años 80 echo de menos la ilusión que teníamos todos, todo iba a ir a mejor, democracia incluida. Ahora parece que todo va a ir a peor por una larga temporada, ¡joder!

–¿La sala Rockola fue importante para ti?, ¿qué recuerdos tienes?, ¿qué fue lo mejor de entonces? Allí coincidió gente que después ha sido fundamental para la cultura española…

–Recuerdo que salir a tocar en el Rockola era lo máximo. Recuerdo que mi bajo sonaba por los monitores que lo flipabas. Virgilio Fernández era el técnico de sonido y me sacaba un sonido funky que era el éxtasis. Yo soy un intenso como buen Escorpio y en esa época lo único que me interesaba era ser el mejor bajista de slap y lo era. Y el grupo sonaba como un avión. ¡Y había camerinos! Salir a tocar en el Rockola era una droga. En el escenario el tiempo no existe, no te duele nada, ¡vuelas! No hay droga mejor…

Recuerdo ver actuar a Almodóvar vestido de mujer cantando Voy a ser mamá. Muy fuerte. Era muy guay el Rockola. En la canción Rockola toco el bajo como en los viejos tiempos y me encantó hacerlo.

–Si no me equivoco, vivías en Madrid, ciudad de la que huiste en su momento. ¿Cómo crees que ha cambiado este país en estas tres décadas?

–La sensación que tengo es que todo el mundo está muy separado. España es un país muy egoísta, creo. Nadie piensa en los demás, y eso se refleja en todo. Hay poca empatía, no nos ponemos en el lugar de los demás y criticamos todo el rato. En otros países se piensa más en el bien común. Aquí estamos siempre a hostias. Me agota. Pero con la crisis estamos volviendo a pensar en los demás.

–Presiento que No sé por qué aún te quiero se la has dedicado a tu país…

–¡Qué buen análisis! Pero la verdad es mucho más prosaica, en realidad pensaba en la nicotina cuando dejé de fumar. Ay, creo que es lo que más me ha costado en la vida, dejar de fumar. Pero tienes razón, la voy a escuchar a partir de ahora como dices tú.

–¿Qué es lo que más te fastidia?

–La mediocridad. El enchufismo. La corrupción. La chapuza. La falta de concentración al hacer las cosas. La avaricia, ¿es que no les basta con 10 millones? ¡No, quieren más! ¡Como sea! Mira el caso de Urdangarín, ¿QUE MÁS QUERÍA? ¡Si lo tenía todo! ¡Entiendo que quieran vivir bien y que quieran pasta, pero no se puede dormir en más de una cama a la vez!

–Tú llevaste la delantera a miles de españoles que a día de hoy se están marchando a Alemania buscando un futuro mejor. ¿Alemania es buen refugio para un español desamparado?

–No lo sé, la verdad. Yo vivo en Berlín, que no es Alemania, igual que Nueva York no es EE.UU.

–¿Te ves allí para siempre?

–Nada ni nadie es para siempre, es de lo poco que he aprendido. Pero veo que según me hago mayor las prioridades cambian y los países donde la cultura es muy importante me atraen mucho.

–¿Vienes mucho por aquí?

–La verdad es que sí. Cada dos meses mínimo, por algún concierto. Trato de que mi público, que no es muy extenso aún pero sí muy fiel, no me olvide.

–Ahora tendrás que presentar en directo tus canciones, ¿tienes ya alguna fecha cerrada?, ¿dónde te gustaría actuar?

Estoy tocando regularmente en Madrid, en Libertad 8 y Clamores. Me encantaría tocar en más ciudades de España, volver a Sevilla por ejemplo. Por ahora sólo me siento cómodo en Madrid y Barcelona, pero espero que con este disco esto cambie.

–¿Qué tal han recibido en Argentina tus canciones nuevas?

–En Argentina les encanta mi música y mí la de ellos, por eso voy tanto.

–¿Te gustaría hacer giras por otros países latinoamericanos?

–Me encantaría trabajar en México especialmente, aunque todo el continente es muy musical.

–Querido Carlos… Gracias de nuevo por tu música, tu generosidad y tu cariño. Y, por supuesto, ¡suerte!

–Gracias a ti. Tus entrevistas son las mejores, son como ir al psicólogo… Mucha suerte para ti también.

Y no quiero despedirme sin decir a tus lectores que yo también tengo un blog, www.carlosdefrance.blogspot.com y que me encantaría que me leyeran. Y que también me pueden seguir en twitter: @carlosdefrance

¡Ánimo a todo el mundo! ¡Nos vemos por el mundo! ¡Forza!

 

La felicidad, canción a canción:

 

El centinela: Hace mucho tiempo, patinando en el Retiro, se me ocurrió la canción. Los acordes se los escuché a unos chicos, patinadores también, que tenían una guitarra y estaban tocando una secuencia parecida, en mi menor, sentados en el suelo del paseo de coches del Retiro…

La verdad es que me define muy bien, voy y vengo, no sé dónde está mi casa. Soy como esa figura del tarot, el vagabundo con su flauta…

A veces me siento muy solo, a veces muy contento, pero el caso es que la canción me gusta mucho.

Rockola: Al principio tenía una letra totalmente diferente, hablaba de una relación amor-odio… Pero no sé cómo se me ocurrió reflejar lo que era tocar una noche en el Rockola. Imagino que por nostalgia o por la ola de muertes de personajes de aquella época que llevamos últimamente.

El bufón: Mi querida prima Marta, la que vivió tantos años en Portugal y canta fados me pasó la letra del bufón tal cual está. Siempre dijo que no le convencía pero a mí me encantó la historia y el personaje y le puse música enseguida. Y finalmente, tras años y años en el cajón la resucitó mi hermano Fernando.

López: La verdad es que no sé cómo se me ocurrió esta canción. Sólo sé que en Buenos Aires, López es una marca de vinos que te sirven en los restaurantes. Lo demás es una bruma. Sé que luego Tontxu, que estaba también allá, grabó coros, que hubo gente a quién le encantó y muchos otros a los que no. La base la grabaron los chicos de Despertar Antoles.

La increíble trompeta la grabó Matthew Simon en Barcelona bajo la batuta de mi hermano. Y el tema no puede ser más actual, por desgracia.

No sé por qué aún te quiero: Un bolerazo que hice tratando de olvidar la nicotina. Sólo conseguí dejar de fumar definitivamente un tiempo después de escribir esta canción.

Me da igual: Es una canción que escribí cuando la cosa se empezó a poner difícil. La cantaba en Libertad 8 con la gente haciendo el silbido y riéndose de la adversidad. Me gusta mucho cantarla en directo, ¡me siento un auténtico entertainer! ¡La armónica la toca un vecino de Joe en Penzance! Me gusta mucho el final de la letra: «¡Ten siempre lista una maleta por si te tienes que largar!».

In Love: Esta canción la escribí, como dice la canción, totalmente in love. No recuerdo nada más, ja, ja…Sí que hice una maqueta con el piano de Federico de Linos haciendo un solo maravilloso, que tratamos luego de replicar en la grabación definitiva. La versión del disco está grabada cantando yo y tocando la guitarra a la vez, lo que le da esa frescura y esos pequeños fallos…

Creo que es una canción maravillosa que me encanta cantar en directo, todo el mundo se pone contento y durante casi tres minutos todo da igual. ¡Qué gran sensación para un compositor de canciones!

El cartel de no molestar: La idea de esta canción me la dio mi amiga Macarena, pianista y mujer sensible. Debía de estar tocada del corazón, allá por el año 2000 cuando la conocí. No se le conocían ni novios ni romances, a pesar de lo guapa y encantadora que era y es. Un día me dijo: “¿Por qué no escribes una canción que se llame El cartel de no molestar”? Me pareció una súper buena idea y me puse a ello.

Cuando terminé la canción se la enseñé, muy orgulloso. Trataba sobre una pareja que se entrega a la pasión clandestina en una habitación de hotel, con el cartelito colgando en la puerta para que no les molestaran.

“No me refería a poner el cartel en la puerta de la habitación, sino en el corazón”, me dijo Maca.

Y rehice la canción y quedó mucho mejor. Ahora ella tiene un novio y un hijo y yo tengo el cartel, ja, ja…

El Regalo: También la había escrito hace tiempo, habla de una separación en clave de rock, con rabia y con mensaje: ¡siempre tras el sufrimiento seremos mejores!

Besos guardados: La compuse en Miami con la gran compositora Jodi Marr, que ha escrito muchos temas famosos, el último Grace Kelly para Mika. Los dos nos habíamos separado de nuestras parejas y estábamos muy jodidos. La hicimos con Arturo, mi piano vertical. Recuerdo que nos atascamos y nos fuimos a dar una vuelta en mi maravilloso Ford Mustang descapotable y se nos ocurrió el estribillo. ¡Qué tiempos!

Morir en el Armario: La escribí pensando en alguien a quien quiero mucho que creo que no se atreve a usar su potencial, creo que por miedo o comodidad. Pero la hice a partir de un título que me dio mi amigo Alonso Álvarez de Toledo, el que fuera embajador en Berlín este cuando cayó el muro y a quien conozco desde que soy niño. Recuerdo que en una época queríamos escribir canciones juntos y él me lanzaba títulos. Un día me lo encontré en la parada del 51, él bajaba y yo subía y me espetó: «morir en el armario» y desapareció con su gabardina. Fue todo lo que le dio tiempo a decir. Era como en una película de espías en la escena en que me estuvieran pasando la clave secreta. Compuse la canción.

Inshallah: No recuerdo bien cómo compuse esta canción. Sólo que se la hice a una ex y que me costó mucho poder cantarla, no sé porqué. Tiene un mensaje hippy de paz mundial, algo que a veces parece imposible y otras seguro.

 Turno de noche: Fui camarero una temporada a finales de los años 80. El grupo se había disuelto y me había gastado todo el dinero. Sólo trabajaba por las noches en aquel restaurante del Madrid de los Austrias regentado por dos ex ejecutivos de publicidad que lo habían montado para poder beber a gusto. Aquello era tremendo. La cocinera también era  alcohólica y había un gato en la cocina que te arañaba cada vez que pasabas. Yo atendía la barra y las mesas, tomaba la comanda. Recuerdo frases como:

-¿La merluza es fresca?

-Fresca no señor, ¡fresquísima!

Yo no mentía pues efectivamente estaba muy fresca: era congelada.

Por allí aparecían famosos con sus amantes, más preocupados por no ser vistos que por la calidad de la comida, que no era mala. El lugar estaba iluminado con velas y el ambiente era íntimo. Recuerdo a Bob, uno de los dueños, rechazar la entrada de algún cliente sólo porque no le gustaba su pinta. «Lo siento, estamos completos», le oí decir alguna vez con el restaurante completamente vacío. Eso sí que eran otros tiempos, donde el dinero no era tan importante como hoy.

Aquella época me inspiró dos buenas canciones, Turno de noche y el Blues del camarero que aún no he grabado.

Curiosamente tiempo después las dos letras que les hice me las mejoró Juan Antonio Canta. Recuerdo al otro camarero, llamado Antonio, que sí que era camarero profesional. Estaba atrapado en la rueda. «Sales a las dos de la mañana, no tienes ganas de ir a casa, quieres relajarte un poco tras el trabajo. Así que vas a otros bares donde se reúnen los camareros de otros bares y restaurantes y bebes y te gastas la pasta que has ganado durante el día y al día siguiente vuelta a empezar, no hay forma de salir de la rueda…».

Yo ya era un tipo con suerte, pues tenía en el cajón una canción que me haría salir de la rueda, Los amigos de mis amigas son mis amigos.


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2 Comentarios en esta entrada

  1. fernando Says:

    Felicidades a los dos! Muy buena y bonita entrevista, interesante contenido y preciosa maquetación. Suerte.

  2. manuguerrero Says:

    ¡Gracias, Fernando! ¡Con Carlos es muy fácil que algo quede bonito!

    Saludos y ¡suerte también para ti!

    Manu

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